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Investigadores creen haber hallado la obra más macabra de Leonardo Da Vinci, una calavera en miniatura manufacturada con una minuciosidad anatómica envidiable. El artefacto de principios del siglo 16, que carece de la mandíbula inferior, fue encontrado en 1987 en una tienda de antigüedades por un matrimonio alemán.
"Es pequeña, de apariencia natural. Una calavera deforme de un adulto mayor en sus años 50, y está hecha de un material que parece ser una piedra parcialmente hueca", escribió el investigador belga Stefaan Missinne en el Wiener Medizinische Wochensschrift, una revista médica publicada en Viena.
De un blanco resplandeciente y con escasas manchas amarronadas, la miniatura presenta detalles únicos. "Las órbitas oculares detalladas permiten una vista al interior del cráneo, que es anatómicamente anormal", dijo Missinne.
Según el experto en calaveras, Roger Saban, el objeto asemeja a un dibujo anatómico conocido como RL 19057. Este dibujo sin publicar se encuentra actualmente en la Colección Real del Castillo Windsor, y muestra una calavera deforme de símiles características.
Más allá del extraordinario nivel de detalle, tanto el dibujo como la calavera muestran los mismos errores anatómicos, lo cual fortalece el lazo de autoría con Leonardo Da Vinci.
Los análisis químicos llevados a cabo sobre el artefacto mostraron que éste está hecho de una mezcla de cuarzo (ágata) y yeso. Leonardo inventó dicha mezcla, la cual bautizó con el nombre de "mistioni", entre el año 1503 y 1509. No hay registro histórico conocido que demuestre que alguien además del genio florentino haya experimentado con este tipo de material.
El tamaño del artefacto coincide con las unidades de medida utilizadas en el Renacimiento. Por otro lado, escritos contemporáneos como aquellos en el inventario del asistente de Da Vinci, Salai, confirman que el genio tenía dentro de sus posesiones a la diminuta calavera hecha de mistioni.
Missinne piensa que cuando el avejentado artista tenía 56 años era propenso a la melancolía y tomó a esta calavera como un objeto personal donde proyectar esos sentimientos.
Hasta ahora la idea que la calavera es otra de las magníficas obras de Da Vinci, no ha tenido reacciones negativas entre la comunidad artística. Los estudios científicos sobre el artefacto en conjunto con las evidencias históricas presentadas parecen no dejar dudas sobre quién es su autor.
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