Los científicos no tienen idea de cómo se formaron estas estructuras cósmicas.

Para nosotros el firmamento nocturno luce como un manto lleno de estrellas dispersas, pero los astrónomos están aprendiendo que en algunas regiones de nuestra galaxia las estrellas se aglomeran de tal manera que crean características similares a las de aquí en la Tierra: corrientes, ondas, arcos y montañas.

La actividad tectónica es la responsable crear depresiones y montañas en nuestro mundo, pero cuando hablamos a nivel cósmico, los astrónomos desconocen cómo las estrellas son capaces de —haciendo honor a un principio hermético— imitar tales formaciones. Ahora, los investigadores están formulando teorías al respecto, incluyendo entre ellas fuerzas provenientes de fuera de nuestra galaxia. Aunque, especulan, la razón de esta misteriosa topografía podría encontrarse en la propia Vía Láctea.

Un equipo liderado por astrónomos de la Universidad de Sídney, Australia, analizó los datos de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea, que hizo una suerte de censo galáctico catalogando cerca de 1.000 millones de estrellas con sus respectivas posiciones y distancias. En especial, los investigadores se centraron en una serie de ocho «crestas» de la Vía Láctea que se distribuyen formando una «cordillera cósmica».

Descubrieron que estas crestas se apilan en la capa media del disco galáctico y que cada una posee una colección de estrellas únicas tachonando sus cimas. Al tomar datos de otra misión que estudió la composición de las estrellas, se dieron cuenta que todas tenían composiciones similares a la de nuestro sol. Y dado que una composición elemental puede señalar una edad estelar, esto les indicó que estas jóvenes estrellas no estaban esparcidas de las mismas maneras que las más antiguas, lo que ayuda a entender cómo se formaron las crestas montañosas.

Hasta ahora los autores del estudio manejan dos teorías. La primera dice que los mecanismos internos de la galaxia son la llave para su geografía y forma. Por ejemplo, interacciones gravitacionales que generan ondas resonantes que a la vez crean grandes agrupaciones de materia. Alternativamente, la fricción entre las estrellas, gases y polvo galáctico puede llevar al nacimiento de estas características topográficas, de la misma forma que las prendas en el lavarropas se enmarañan durante el proceso de lavado. La segunda teoría propone que existe una fuerza exterior, como una galaxia enana, que apila las estrellas.

Asimismo, en las simulaciones computacionales se observó que en el último caso, el de la fuerza exterior, se daban cimas más pronunciadas. «Por lo que el alto de las crestas podría ser una manera de discriminar entre la actuación de procesos internos y externos», explicó Shourya Khanna, principal autor del estudio.

Futuros sondeos de Gaia sobre estrellas aún sin catalogar podría proveer a los astrónomos con más pistas sobre las fuerzas que dibujan la asombrosa geografía de nuestra galaxia.

Fuente: Space.com.

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