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Más Allá del Mar (Beyond the Sea) es el episodio estrella de la nueva temporada de la serie Black Mirror. Dejando de lado lo magistralmente trágico de la historia, se destaca el concepto tecnológico del uso de cuerpos artificiales donde transferir nuestra mente y simular la vida normal. ¿Pero qué tan posible es esto? (NOTA: Este artículo puede contener spoilers menores).
El episodio es el tercero de la sexta temporada. Está ambientado en un 1969 alternativo donde dos astronautas se encuentran a la mitad de una misión de seis años. Aunque sus cuerpos humanos están atrapados en una nave espacial estrecha, pasan la mayor parte de su tiempo habitando un par de «réplicas» de telepresencia realistas en la Tierra.
Mientras uno de los astronautas trabaja en la estación, el otro se acuesta en un sillón y conecta una placa especial (similar a una pendrive) en un panel. Al recostarse, se duerme y su mente «despierta» en la réplica. De esta manera, puede ver a su familia, oler el aire fresco y, básicamente, estar presente en una suerte de bilocación.
Pero lejos de ser una fantasía lejana de la ficción, este tipo de tecnología ha sido predicha como posible cada vez más cerca en el futuro, al menos la parte de transferir nuestras mentes y conciencia a una computadora que simule el cerebro humano. De hecho, se está llevando a cabo una importante investigación en áreas relacionadas en neurociencia e informática —incluido el mapeo y la simulación de cerebros animales, el desarrollo de supercomputadoras más rápidas, la realidad virtual, las interfaces cerebro-computadora, la conectómica y la extracción de información de cerebros que funcionan dinámicamente—.
Sus partidarios sostienen que muchas de las herramientas e ideas necesarias para esto, conocido como «carga mental», ya existen o están en desarrollo activo. Y aunque reconocen que algunas de estas ideas aún son especulativas, afirman que se encuentran dentro del ámbito de la ingeniería.
«Toda la evidencia parece decir que en teoría es posible, es extremadamente difícil, pero es posible», dijo el empresario y millonario ruso Dmitry Itskov, quien defiende que en poco más de 20 años podremos soñar con una vida eterna en forma de avatares. «Entonces podrías decir que alguien así es visionario, pero no loco porque eso implica que estás pensando en algo que es simplemente imposible, y ese no es el caso».
Itskov está poniendo una parte de su fortuna en un plan audaz que ha ideado para evitar el envejecimiento. Quiere usar ciencia de vanguardia para descubrir los secretos del cerebro humano y luego cargar la mente de un individuo en una computadora, liberándolo de las limitaciones biológicas del cuerpo.
«El objetivo final de mi plan es transferir la personalidad de alguien a un cuerpo completamente nuevo», declaró en 2016 en una entrevista con la BBC.
Uno de los principales desafíos en la carga o transferencia mental es comprender la complejidad del cerebro humano. Con aproximadamente 86 mil millones de neuronas e innumerables conexiones entre ellas, el cerebro es un órgano increíblemente complejo y sofisticado. Para crear una réplica digital del cerebro de una persona, los investigadores primero deben mapear todas estas conexiones, una tarea conocida como conectómica. Esto implica el uso de técnicas avanzadas para capturar imágenes detalladas de la estructura del cerebro, así como el desarrollo de algoritmos para analizar e interpretar estos datos.
En los últimos años, ha habido avances significativos en conectómica. Por ejemplo, el Proyecto Conectoma Humano, una iniciativa de investigación a gran escala lanzada en 2010, ha logrado un progreso sustancial en el mapeo de las conexiones del cerebro humano. Además, el Proyecto Cerebro Humano de la Unión Europea está trabajando para crear un modelo tridimensional detallado del cerebro, que podría servir como base para futuros esfuerzos de carga mental.
Otro desafío en la carga mental es desarrollar sistemas de inteligencia artificial (IA) capaces de replicar la conciencia humana. Si bien la IA ha logrado avances significativos en los últimos años, particularmente en áreas como el aprendizaje automático y el procesamiento del lenguaje natural, crear una IA que realmente pueda imitar el pensamiento y las emociones humanas sigue siendo una tarea abrumadora. Esto se debe en parte al hecho de que los científicos aún no entienden completamente la conciencia, lo que dificulta su replicación en un sistema artificial.
Sin embargo, algunos investigadores creen que los avances en IA —en particular en el campo de las redes neuronales— podrían eventualmente conducir al desarrollo de la conciencia artificial.
Las redes neuronales son sistemas informáticos diseñados para imitar la estructura y función del cerebro humano, lo que les permite aprender y adaptarse de manera similar a los humanos. Mediante la creación de redes neuronales cada vez más sofisticadas, puede ser posible desarrollar un sistema de IA que no solo pueda almacenar y procesar la gran cantidad de datos contenidos en un cerebro humano, sino que también muestre conciencia y autoconciencia.
Las implicaciones éticas de la carga mental también son un área importante de debate. Algunos argumentan que la creación de copias digitales de la mente humana plantea interrogantes sobre la identidad personal, la privacidad y el potencial de explotación. Por ejemplo, si la mente digital de una persona se transfiere a un nuevo cuerpo físico, ¿ese individuo sigue siendo la misma persona o se ha convertido en una entidad completamente nueva? Además, existe la posibilidad de que las mentes digitales sean pirateadas, manipuladas, o que el propio humano original cometa el error de voluntariamente darle acceso a la réplica a alguien que no debe... como en el episodio de Black Mirror.
A pesar de estos desafíos y consideraciones éticas, los beneficios potenciales de cargar la mente son difíciles de ignorar. La capacidad de transferir la conciencia humana a un sistema artificial podría tener profundas implicaciones para la medicina, permitiendo que las personas con enfermedades terminales o discapacidades graves continúen viviendo en un entorno virtual o incluso reciban un cuerpo replicado nuevo y saludable.
Además, la carga mental podría proporcionar información valiosa sobre la naturaleza de la conciencia y el cerebro humano, lo que podría conducir a nuevos tratamientos para los trastornos neurológicos y una comprensión más profunda de nosotros mismos.
Respondiendo entonces a la pregunta que inició este artículo, si bien la carga mental sigue siendo un concepto firmemente arraigado en el ámbito de la ciencia ficción, los avances recientes en neurociencia e inteligencia artificial nos han acercado a hacerlo realidad.
A medida que los investigadores continúan explorando las complejidades del cerebro humano y desarrollan sistemas de IA cada vez más sofisticados, la perspectiva de fusionar nuestras mentes con la inteligencia artificial se vuelve más plausible. Aún así, a medida que nos acercamos a esta posibilidad, es esencial considerar las implicaciones éticas y las posibles consecuencias de un salto tecnológico tan profundo.
Después de todo, seguramente habrá más de un grupo de absolutistas morales que creerán que el uso de réplicas y tecnologías de enlace y carga mental son algo intrínsecamente incorrecto y antinatural...
Referencias:
Por MysteryPlanet.com.ar.
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