A medida que la ciencia avanza hacia el reconocimiento de la existencia de otras civilizaciones inteligentes en el cosmos, nuestro ego como especie se debilita. En una analogía boxística, los humanos parecemos pesos mosca en comparación con las hipotéticas civilizaciones extraterrestres que podrían habitar nuestra galaxia. Pero, ¿cómo podemos detectarlas a través de nuestra exigua y actual tecnología?

La respuesta podría hallarse en desperdicios galácticos —de calor para ser precisos— que tales civilizaciones tecnológicas generarían. De hecho, los científicos creen tener los datos observacionales necesarios para comenzar una detallada búsqueda en nuestro Universo cercano.

Un destello de tecnología alienígena

En un nuevo estudio aceptado para su publicación en el Astrophysical Journal, un equipo de astrónomos liderados por Jason Wright del Centro Para Exoplanetas y Mundos Habitables de la Universidad de Penn State, ha presentado el caso respaldado por datos de las investigaciones llevadas a cabo por el telescopio Wide-Field Infrared Survey Explorer (WISE) y el Spitzer, ambos de la NASA. La idea en general sería detectar inteligencias extraterrestres que hayan utilizado por completo la energía de sus estrellas o que incluso de la galaxia anfitriona donde se encuentran.

La propuesta de investigación llamada G-HAT (siglas en inglés para Glimpsing Heat from Alien Technologies), buscará radiación en la longitud de onda del campo infrarrojo medio (MIR). De esta manera los datos obtenidos por los telescopios serán usados para encontrar galaxias que generan cantidades excesivas de radiación MIR. Esta radiación puede ser asociada con desperdicio de calor por parte de una civilización extraterrestre convirtiendo energía estelar en un recurso energético.

Los investigadores se centraron en las civilizaciones Tipo III. ¿Pero qué es una civilización Tipo III? El astrónomo soviético Nikolai Kardashev sugirió en 1964 una escala para referirse a la sofisticación tecnológica que tendría una civilización en base a la cantidad de energía que es capaz de recolectar. A mayor capacidad, mayor el número. De acuerdo a esta escala, la humanidad ni siquiera llegaría a ser Tipo I, ya que aún no ha dominado por completo la energía enviada por nuestro sol a la Tierra —algunos creen que lograremos ser Tipo I quizás en 100 o 200 años.

El físico teórico Michio Kaku lo explica muy bien en este video que publicamos en nuestro canal hace unos años:

Las civilizaciones Tipo III, entonces, serían capaces de emplear la energía completa de su galaxia, saltando de un sistema a otro, valiéndose de una inimaginable tecnología para dominar el espacio interestelar a través de una amplia red energética. Esta red podría complementarse también con un medio exótico y poderoso de generación de energía como son los agujeros negros.

Hasta ahora, a través de G-HAT solo se ha realizado una investigación preliminar y rudimentaria a modo de ensayo, pero los primeros resultados no han arrojado señales de radiación MIR excesiva en nuestro vecindario galáctico.

A pesar de estos primeros resultados desalentadores, los científicos afirman que no prueba que las civilizaciones Tipo III no existan, solo las coloca en un porcentaje estadístico más bajo en cuanto a la cantidad existentes en las galaxias cercanas... o bien ilustra la limitación de nuestro instrumental para poder detectarlas. Después de todo, una civilización Tipo Cero como la nuestra buscando detectar una Tipo III, es algo tan osado como pretencioso.

Para mejorar los primeros resultados, el estudio de los datos obtenidos seguirá su curso en los futuros meses.

Y si el proyecto G-HAT logra detectar el destello excesivo de radiaciones MIR, que al mismo tiempo son confirmadas por otros observatorios como artificiales, ¿cómo afectaría la visión miope de la especie humana sobre su lugar en el Universo?