Mystery Planet es un sitio web que ofrece noticias y artículos sobre ciencia y misterios. Para estar al tanto de todo lo que publicamos, además de seguirnos en nuestras redes sociales o suscríbete a nuestro boletín de noticias, te invitamos a nuestro canal de Telegram.
La percepción humana ha sido moldeada por millones de años de evolución, pero, según el psicólogo cognitivo Donald Hoffman, lo que creemos conocer como la realidad no es más que una ilusión creada por nuestro cerebro para ayudarnos a sobrevivir. De hecho, Hoffman sostiene que nuestras experiencias sensoriales no están diseñadas para mostrar la verdad del mundo, sino para garantizar nuestra supervivencia y reproducción, y, por lo tanto, somos ciegos a la verdadera naturaleza del universo.
Las declaraciones fueron hechas durante una reciente entrevista para el canal Diary of a CEO, donde Hoffman utilizó la metáfora de una «realidad virtual» para describir nuestra percepción del mundo.
Según su perspectiva, todo lo que experimentamos —desde los objetos a nuestro alrededor hasta las emociones y pensamientos— es una construcción interna creada por nuestro cerebro. Tal como ocurre con un videojuego, donde los jugadores interactúan con un mundo virtual a través de un dispositivo, nosotros estamos «jugando» en un universo fabricado por nuestra mente. Pero, a diferencia de los personajes de un juego que no tienen conocimiento de la máquina que lo genera, nosotros estamos inmersos en este escenario sin ser conscientes de la vasta realidad que hay más allá de nuestra percepción.
Hoffman explica que la evolución no ha ajustado nuestros sentidos para captar la verdad del mundo exterior, sino simplemente para ayudarnos a sobrevivir.
«La visión de la verdad consume demasiada energía y tiempo», argumenta el psicólogo cognitivo, quien además presenta una prueba matemática que sostiene que es imposible que nuestros sentidos nos ofrezcan una representación exacta de la realidad. Lo que percibimos como «real» es solo una interfaz sensorial que permite que actuemos de manera efectiva para preservar nuestra vida.
La teoría de la evolución de Darwin, aunque revolucionaria, no tiene en cuenta que los sistemas sensoriales no fueron diseñados para ofrecernos una visión fidedigna del mundo. En lugar de eso, nuestros ojos, oídos y otros sentidos fueron seleccionados para guiarnos en el proceso de supervivencia y reproducción, lo que significa que lo que vemos, escuchamos o sentimos no tiene como fin reflejar la realidad, sino ayudarnos a cumplir con nuestras necesidades inmediatas.
Donald Hoffman es un psicólogo cognitivo y profesor en la Universidad de California, Irvine. De acuerdo a su teoría más célebre, la conciencia es fundamental y no derivada de procesos físicos en el cerebro, desafiando visiones tradicionales en psicología y neurociencia. Su trabajo también explora la relación entre la percepción, la realidad y las matemáticas, y ha sido un defensor de la teoría de que vivimos en una especie de «realidad virtual» creada por nuestra mente.
Desde un punto de vista evolutivo, nuestros sentidos nos permiten interactuar con el entorno de manera eficiente, pero eso no implica que estemos experimentando el mundo tal como es. En su lugar, estamos ante una especie de «truco» sensorial, diseñado para mantenernos con vida el tiempo suficiente para procrear. En este contexto, cualquier intento de descubrir la «verdad» detrás de nuestras percepciones sería innecesario desde el punto de vista de la evolución.
Uno de los puntos más controvertidos de Hoffman es su visión del espacio-tiempo. Según él, lo que entendemos como espacio-tiempo, es decir, la idea de un universo de tres dimensiones y el tiempo como una constante, no es la esencia de la realidad, sino una herramienta perceptual creada por nuestro cerebro para interactuar con el mundo de manera efectiva.
Al analizar la teoría de la relatividad de Einstein junto con la teoría cuántica, Hoffman sostiene que el espacio-tiempo no puede ser la base fundamental de la realidad. A escalas extremadamente pequeñas, pierde todo sentido, lo que sugiere que nuestra percepción de la realidad está incompleta. En este contexto, el psicólogo cognitivo afirma que «el espacio-tiempo es solo un eficaz casco de realidad virtual». Es decir, nuestra experiencia del mundo no refleja la realidad tal como es, sino que es una construcción interna diseñada para facilitar nuestra supervivencia.
Asimismo, Hoffman se distancia de las teorías de simulación tradicionales, como la propuesta por el filósofo sueco Nick Bostrom, quien sugiere que estamos viviendo en una creación digital controlada por un «programador».
«Lo que niego es que un programador de videojuegos esté sentado frente a una computadora creando el mundo de experiencias conscientes que estoy teniendo. En cambio, lo que sugiero es que el sistema físico en sí mismo genera la magia de las experiencias conscientes que estoy viviendo, como el rojo, el verde, el amor, y así sucesivamente. Estas experiencias conscientes, entonces, son el punto central de mi desacuerdo con la teoría de la simulación. Es muy similar a mi propia teoría en otros aspectos, pero este es un punto bastante serio de conflicto para que la teoría funcione», explica Hoffman.
«Para que la teoría de la simulación funcione, tienen que demostrar de manera explícita y científica cómo una experiencia consciente específica surge de un programa determinado. Hasta que no hagan eso, no hay base para el debate», añade.
A nivel filosófico y existencial, Hoffman profundiza en la idea de la conciencia. Según su teoría, el «yo» que percibimos como individual y único no es más que una construcción temporal creada por nuestro cerebro. En realidad, no somos solo un cuerpo físico atrapado en el espacio-tiempo; somos una conciencia que trasciende cualquier descripción científica.
Este concepto lleva a Hoffman a una conclusión radical: cuando quitamos la capa de nuestras percepciones sensoriales, nos damos cuenta de que somos mucho más que los individuos que creemos ser. Al igual que en un videojuego, donde los diferentes personajes son controlados por el mismo programa, todos somos manifestaciones de una conciencia universal que experimenta la realidad desde distintas perspectivas.
Esta visión de la realidad tiene profundas implicaciones tanto para la ciencia como para la espiritualidad. Si bien la ciencia ha hecho avances significativos en la comprensión del mundo físico, el psicólogo cognitivo señala que ningún modelo científico puede abarcar la totalidad de la realidad. Por lo tanto, la ciencia y la espiritualidad deben coexistir, ya que ambas abordan diferentes facetas de la misma verdad.
La meditación y otras prácticas espirituales pueden ser caminos válidos para explorar esta «realidad trascendente». Según Hoffman, los momentos de meditación profunda e introspección nos permiten experimentar la conciencia más allá de los límites de la percepción sensorial, ayudándonos a conectar con la esencia de lo que realmente somos: una conciencia infinita que no está limitada por el espacio-tiempo.
Por MysteryPlanet.com.ar.
¿Te gustó lo que acabas de leer? ¡Compártelo!
Artículos Relacionados