Una serie de nuevos estudios arroja luz sobre las propiedades de este sistema planetario que se considera el candidato más óptimo para encontrar vida biológica fuera de la Tierra. Los artículos científicos han sido publicados este lunes en las revistas Nature Astronomy y Astronomy and Astrophysics.

Los siete planetas se consideran templados, lo que significa que, bajo ciertas condiciones geológicas y atmosféricas, todos podrían poseer condiciones que permitan que el agua permanezca líquida.

Los siete planetas se consideran templados, lo que significa que, bajo ciertas condiciones geológicas y atmosféricas, todos podrían poseer condiciones que permitan que el agua permanezca líquida.

El sistema planetario TRAPPIST-1, gobernado por una estrella enana ultrafría a casi 40 años luz de la Tierra, está formado por siete planetas (b, c, d, e, f, g, h) que orbitan alrededor de la estrella y, aunque la composición de los mismos es básicamente rocosa, no son mundos rocosos estériles: parecen contener cantidades significativas de material volátil, probablemente agua, ya sea en estado sólido, líquido o gaseoso, que alcanzaría hasta un 5 % de la masa del planeta en algunos casos, un porcentaje de agua mucho mayor que el de la Tierra (0,02 %).

En cuanto al tamaño, densidad y cantidad de radiación que reciben de su estrella, el cuarto planeta (TRAPPIST-1e) es el más parecido a la Tierra; parece ser el planeta más rocoso de los siete y podría albergar agua líquida, según acaba de informar hoy el Observatorio Europeo Austral (ESO).

Un equipo de científicos, liderado por Simon Grimm de la Universidad de Berna, ha determinado las masas de los siete planetas «basándose en un gran cuerpo de información y en un análisis y modelado de datos muy sofisticados», según la ESO.

«Los planetas de TRAPPIST-1 están tan juntos que interfieren entre sí gravitatoriamente, por lo que cuando pasan frente a la estrella hay un ligero cambio en los tiempos. Estos cambios dependen de las masas de los planetas, sus distancias y otros parámetros orbitales. Con un modelo informático simulamos las órbitas de los planetas hasta que los tránsitos calculados concuerdan con los valores observados y de ahí derivamos las masas planetarias», detalla Grimm.

Resulta misterioso que TRAPPIST-1e parezca tener una composición mucho más rocosa que el resto de los planetas.

TRAPPIST-1e es el planeta más similar a la Tierra en términos de tamaño, densidad y cantidad de radiación que recibe de su estrella. «Es interesante que los planetas más densos no sean los que están más cerca de la estrella y que los planetas más fríos no tengan atmósferas gruesas», señala Caroline Dorn, de la Universidad de Zúrich y coautora del estudio.

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