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Un nuevo estudio sugiere que la Luna podría contener más de un billón de dólares en platino y otros metales preciosos, convirtiéndose en una fuente potencialmente más rentable y accesible que los asteroides para futuras operaciones de minería espacial. Sin embargo, aunque técnicamente viable, esta posibilidad plantea complejos desafíos legales internacionales.
Investigadores liderados por Jayanth Chennamangalam, científico independiente con sede en Vancouver, Canadá, han modelado la probabilidad de que ciertos cráteres lunares contengan metales del grupo del platino —como paladio, rodio, rutenio, iridio y osmio— depositados por asteroides metálicos que impactaron la superficie lunar a baja velocidad. De los 1.3 millones de cráteres mayores a un kilómetro de diámetro, se estima que alrededor de 6.500 podrían contener cantidades comercialmente viables de estos valiosos materiales.
«Hoy en día, la astronomía se financia mayormente con fondos públicos y tiene aplicaciones prácticas limitadas. Pero si logramos monetizar los recursos espaciales, ya sea en la Luna o en asteroides, las empresas privadas invertirán en la exploración del sistema solar», afirma Chennamangalam.
Desde una perspectiva técnica, extraer recursos de la Luna resulta más factible que hacerlo en asteroides, ya que estos últimos están mucho más alejados y poseen una gravedad casi nula, lo que complica las operaciones. En contraste, la Luna —aunque con una gravedad seis veces menor que la de la Tierra— ofrece un entorno más estable para establecer infraestructuras de minería.
A pesar del entusiasmo por el potencial económico, la legalidad de explotar recursos lunares sigue siendo incierta. El Tratado del Espacio Exterior de 1967, aún vigente como base del derecho espacial internacional, prohíbe la apropiación nacional de cuerpos celestes. No obstante, no queda claro si la minería privada constituye apropiación, ni cómo se regulan los derechos de propiedad sobre los materiales extraídos.
«La normativa actual deja muchas preguntas abiertas», señala Rebecca Connolly, experta en derecho espacial de la Universidad de Sídney. «Faltan reglas claras sobre la propiedad de los recursos, licencias comerciales, distribución equitativa de beneficios, protección ambiental y uso permanente de la infraestructura en la Luna».
Algunos comparan la minería espacial con la pesca internacional, permitida en aguas internacionales sin propiedad estatal. Sin embargo, aplicar ese mismo principio a la Luna es más complicado debido a su estatus especial en los tratados.
En respuesta a estas ambigüedades, Estados Unidos ha promovido los Acuerdos Artemis, un marco no vinculante que establece principios para la exploración y uso comercial del espacio. Hasta la fecha, 55 países los han firmado, pero China y Rusia —dos potencias espaciales clave— no están entre ellos, lo que deja importantes lagunas diplomáticas.
«La llegada de las actividades mineras privadas en el espacio exige con urgencia una actualización del marco legal multilateral», concluye Connolly. «Sin reglas claras y justas, el futuro de la minería lunar podría verse entorpecido por disputas legales y tensiones geopolíticas».
Fuente: SD/NewScientist. Edición: MP.
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