Además, pasó de su nombre provisional A11pl3Z a su designación oficial: 3I/ATLAS.

La ESA graba al nuevo visitante interestelar de nuestro sistema solar y lo identifica como cometa

Crédito: ESA (ver video más abajo).

El 1 de julio de 2025, el telescopio ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), ubicado en Río Hurtado, Chile, captó un débil punto de luz que pronto se convertiría en un descubrimiento histórico. En un primer momento, este misterioso objeto fue catalogado provisionalmente como A11pl3Z, mientras los científicos analizaban su trayectoria inusual. Su movimiento no coincidía con el de ningún cuerpo conocido del sistema solar, lo que generó la sospecha inmediata de que provenía de mucho más lejos.

Para confirmar su origen, astrónomos de todo el mundo se movilizaron en un esfuerzo coordinado de recopilación de datos. Mediante un proceso llamado precovery (o recuperación previa), revisaron imágenes de archivo en busca de registros previos que hubieran pasado desapercibidos. Finalmente, con cientos de observaciones nuevas y antiguas combinadas, se confirmó que este objeto era efectivamente un visitante interestelar. Fue así como recibió su designación oficial: 3I/ATLAS, convirtiéndose en el tercer objeto de este tipo jamás detectado, después de Oumuamua en 2017 y Borisov en 2019.

A diferencia de sus predecesores, 3I/ATLAS es excepcionalmente brillante y grande. Con un diámetro estimado de 20 kilómetros, este cometa viaja a una velocidad vertiginosa de aproximadamente 60 km/s (unos 216.000 km/h) en relación con el Sol. Actualmente, se encuentra a unos 670 millones de kilómetros de nuestro planeta, avanzando inexorablemente hacia el interior del sistema solar.

Las primeras imágenes de un viajero de otra estrella

La Agencia Espacial Europea (ESA) actuó con rapidez ante la magnitud del hallazgo. Gracias a su Red de Defensa Planetaria y a telescopios instalados en Hawái, Chile y Australia, logró obtener las primeras imágenes en video de 3I/ATLAS desplazándose a través del espacio profundo. En las grabaciones, se aprecia un objeto extremadamente luminoso, lo que despertó aún más preguntas sobre su naturaleza.

Para la mayoría de los expertos, la explicación más probable radica en su actividad cometaria. Conforme el cometa se aproxima al Sol, los hielos en su superficie comienzan a sublimarse, liberando gas y polvo que forman una nube brillante llamada coma. Este fenómeno explica por qué 3I/ATLAS refleja tanta luz, mucho más que un simple bloque de roca o hielo.

Sin embargo, no todos los científicos descartan hipótesis más audaces. El profesor Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, advirtió que si el objeto no fuera un cometa, su intensidad lumínica podría deberse a un origen artificial, quizá algún tipo de iluminación tecnológica. Aunque esta posibilidad carece de evidencia concreta, Loeb insiste en que la ciencia debe mantener la mente abierta ante lo desconocido.

Un recorrido que roza la órbita de Marte

Según las proyecciones de la NASA, 3I/ATLAS alcanzará su punto más cercano al Sol el 30 de octubre de 2025, cuando se situará a unos 210 millones de kilómetros, apenas dentro de la órbita de Marte. A pesar de su tamaño y velocidad, no representa peligro alguno para la Tierra: la distancia mínima a nuestro planeta será de 240 millones de kilómetros, más de una vez y media la separación media entre la Tierra y el Sol.

La ESA y otras agencias espaciales seguirán observando el cometa durante los próximos meses. Existe gran expectativa por analizar su evolución a medida que se acerque al Sol y su actividad se intensifique. Según el astrónomo Dr. Mark Norris, de la Universidad de Central Lancashire, se espera que la coma crezca aún más, creando un espectáculo digno de un visitante interestelar.

No obstante, habrá un contratiempo temporal. En el momento de su máxima aproximación a la Tierra, el cometa estará oculto detrás del Sol. Por ello, los científicos deberán aguardar hasta diciembre, cuando vuelva a emerger en el cielo nocturno, para retomar las observaciones detalladas.

Lo que un cometa interestelar puede enseñarnos

Cada objeto que llega desde el espacio interestelar ofrece una oportunidad única para la ciencia. Mientras planetas, lunas y asteroides locales comparten el mismo origen que la Tierra, cuerpos como 3I/ATLAS son auténticos emisarios de otros sistemas estelares. Su composición y comportamiento contienen pistas sobre la formación de planetas en entornos radicalmente distintos.

3I/ATLAS.

Consciente de este potencial, la ESA se prepara para el futuro con la misión Comet Interceptor, que se lanzará en 2029. Este innovador vehículo espacial aguardará en una órbita de estacionamiento en el punto L2 del sistema Sol-Tierra, listo para interceptar un cometa virgen del distante cinturón de Oort, o incluso otro objeto interestelar. Aunque es improbable que coincida con un visitante como 3I/ATLAS, la misión sentará las bases para interceptar y estudiar a fondo estos mensajeros del cosmos.

Por ahora, tanto la NASA como la ESA coinciden en que todo apunta a que 3I/ATLAS es un cometa activo, un trozo de hielo y polvo expulsado de su sistema natal por alguna colisión gravitacional lejana. Aun así, como recuerda el profesor Michael Garrett, del Jodrell Bank Centre for Astrophysics, «no sabemos mucho sobre estos objetos, y cada encuentro nos enseña algo nuevo». En definitiva, mientras la humanidad sueña con viajar a otras estrellas, estos fragmentos viajeros nos recuerdan que, de vez en cuando, el universo se acerca a saludarnos.

Fuente: ESA. Edición: MP.

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