La mayoría de las prendas que son retratadas en el ancestral arte egipcio son bastante fáciles de reconocer y descifrar; sin embargo, un artículo para la cabeza ha desconcertado a los arqueólogos por mucho tiempo, ya que jamás ha sido hallada evidencia de su existencia real. Hasta ahora...

En estatuas, murales, estelas funerarias, ataúdes y relieves que datan entre 3.570 y 2.000 años atrás, la gente del antiguo Egipto parece portar habitualmente unos conos en sus cabezas, similares a los que se utilizan en las fiestas o cumpleaños de la actualidad.

Ahora, por primera vez, los arqueólogos han identificado dos de estos conos, hechos de cera de abeja y como adorno en la cabeza de dos esqueletos de hace 3.300 años.

(Stevens et al., Antiquity, 2019).

El hallazgo, que bien podría ayudar a resolver varias hipótesis en cuanto al significado y función de estos extraños tocados, se dio durante la excavación de cementerios en la ciudad de Amarna.

«Los dos conos encontrados en Amarna confirman que estos gorros son objetos tridimensionales y huecos fabricados a partir de cera de abeja, y no con grasa animal ni incienso, como se consideraba antes», escriben los investigadores en el estudio publicado al respecto. «También que su uso no estaba limitado a la élite, y que eran portados tanto en vida como en la muerte. Sin embargo, desconocemos qué tan frecuentemente y por qué».

El horizonte de Atón

La construcción de la ciudad de Amarna —cuyo nombre original en egipcio era Akhetatón ('el Horizonte de Atón')— fue ordenada por el infame faraón Akenatón, quien en sus tiempos se rebeló ante el establishment religioso egipcio y su panteón de dioses, creando su propio culto al dios sol Atón. La ciudad de Akhetatón fue establecida como la capital del reino alrededor del año 1346 a.C., pero el intento de un Egipto monoteísta no sería popular, y tras la muerte del faraón (1332 a.C.) la ciudad que había fundado fue abandonada.

Ruinas de Akhetatón.

En el arte descubierto en Amarna, al igual que en otras partes a lo largo del Nilo, los gorros cónicos hacen apariciones bastante frecuentes. A menudo están colocados sobre la cabeza de invitados a un banquete, o de los dueños de tumbas participando en rituales funerarios o siendo recompensados por el rey.

Los conos también aparecen en las representaciones de gente pescando o cazando en el Más Allá, y tocando música. Este tocado inusual también parece tener una asociación con el nacimiento, la fertilidad y la salud.

El misterio de los cabeza de cono

Los dos esqueletos descubiertos portando conos en Amarna, pertenecían a una mujer de alrededor de 29 años a la hora de su muerte, y a un joven individuo de entre 15 y 20 años cuyo sexo no ha sido determinado.

Y a pesar que estos hallazgos no revelan el propósito de los conos, nos acercan un poco en ese sentido. Por ejemplo, ambos sepulcros eran simples y sin inscripciones, en un cementerio donde principalmente yacen trabajadores. Esto podría significar que los conos no eran algo característico de la alta sociedad egipcia, sino que eran para cualquiera; o también puede ser, como sostienen otros investigadores, que los trabajadores estuvieran copiando algo que vieron en la nobleza.

También arroja algo de luz sobre las hipótesis concernientes al propósito de los conos. Una de estas sugería un paralelismo entre los gorros cónicos y los halos de los santos en occidente, sosteniendo que no eran objetos sólidos. El actual descubrimiento, desde luego, ha fulminado a esta hipótesis.

Otra hipótesis consideraba que los conos eran bultos sólidos de un ungüento perfumado, o bien llenados con grasa tratada con alguna fragancia, de modo que se derritiera y goteara fuera del cono, perfumando el cabello del portador del gorro en un ritual de purificación. No obstante, los análisis de los conos no han encontrado ningún rastro de grasa o perfume, o cualquier cosa que se pudiera derretir en el cabello.

Fuente: ScienceAlert.

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