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Dylan Borland, un ex miembro de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y denunciante de la comunidad de inteligencia, ha revelado que personal de programas secretos tuvo acceso a imágenes de un vehículo avanzado de origen desconocido desenterrado durante una excavación arqueológica.
Borland, quien testificó públicamente el mes pasado sobre Fenómenos Anómalos No Identificados (UAPs, por sus siglas en inglés) ante el Grupo de Trabajo del Congreso para la Desclasificación de Secretos Federales, amplió sus afirmaciones en la segunda parte de la entrevista con los periodistas de investigación Jeremy Corbell y George Knapp en su podcast WEAPONIZED.
Haciendo referencia a los UAPs con forma de «tanque de propano» o «Tic Tac», similares a los objetos reportados por personal de la Marina de los EE.UU. en 2004 y 2023, Borland declaró: «Ellos [miembros de un programa clasificado preexistente sobre OVNIs] tenían evidencia fotográfica de excavaciones arqueológicas de algunos de estos, y tenían evidencia fotográfica de otros que estaban completos».
Here is a part of the WEAPONIZED episode with Dylan Borland that @G_Knapp and I we were seeking clarification on releasing. Happy to be able to show it now.
Check out the full episode here : https://t.co/5W0Fp4p2t8 pic.twitter.com/Y1cPXu0E4R
— Jeremy Kenyon Lockyer Corbell (@JeremyCorbell) October 5, 2025
Según el denunciante, cuyo primer contacto con esta información fue en 2015, a los miembros del programa se les informó que los objetos encontrados en dichos sitios eran «muy antiguos». Borland añadió que los responsables «no revelaron de dónde venían, lo que nos remite a la AARO (Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios) y a los juegos de palabras que emplean sobre este tema».
La afirmación de Borland no es la primera de su tipo. Bob Lazar, quien en 1989 se presentó alegando haber trabajado en ingeniería inversa de vehículos no humanos en el sitio secreto S-4, cerca del Área 51, comentó en 2019 que recordaba que «al menos uno de ellos [los OVNIs] provenía de una excavación arqueológica, por lo que es antiguo».
De manera similar, Lue Elizondo, ex director del Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas (AATIP) del Pentágono, utilizó una analogía para insinuar un posible descubrimiento de esta naturaleza: «Imagina ser el primero en entrar en la tumba del rey Tut y, de todo lo que encuentras, hay un 747 intacto. No tiene sentido, ¿verdad? Porque no existían los 747 en la época del rey Tut».
"What if you find an intact 747 sitting in King Tut's tomb? Is he intended to say that they’ve found something very high-tech somewhere where nothing of the sort should’ve been found & it’s ancient?" - Lue Elizondo @LueElizondo
Lue was in Afghanistan 🇦🇫 and other Middle East… https://t.co/rkLlKvcrc8 pic.twitter.com/82aZcBQEbc
— Tio Red Octo 🐙 W. κρυπτός 𒀭𒀀𒉣𒈾 🜃Φ🌹🇵🇸𓂀 🪬 (@Gandalf_ElPulpo) October 5, 2025
Una fuente consultada por el Liberation Times describió un escenario hipotético de cómo el gobierno de EE.UU. podría involucrarse en el hallazgo de un artefacto así en el extranjero. La operación comenzaría con un informe local que escalaría hasta que una fuente reclutada dentro de las autoridades nacionales alertara a la estación local de la CIA.
A partir de ahí, la Dirección de Operaciones y la Dirección de Ciencia y Tecnología de la CIA organizarían una recuperación técnica. Oficinas especializadas como la Oficina de Acceso Global se encargarían de la explotación y el transporte, mientras que el Centro de Actividades Especiales manejaría los aspectos clandestinos y de protección, posiblemente con el apoyo de contratistas privados o el Comando Conjunto de Operaciones Especiales si la zona es conflictiva.
Históricamente, la arqueología y el espionaje han tenido una relación compleja. El acceso a terrenos remotos, las redes locales y el conocimiento especializado han hecho de los arqueólogos un canal atractivo para los servicios de inteligencia. Esta conexión histórica sugiere que, si se descubriera un artefacto sensible, las autoridades podrían enterarse rápidamente a través de fuentes bien posicionadas.
Lejos de que estos misteriosos «OVNIs arqueológicos» sean de origen extraterrestre, algunas fuentes sugieren que podrían tener un origen humano, vinculados a una civilización antigua y tecnológicamente muy avanzada. Esta hipótesis se apoya en un dato contundente: la historia registrada mediante la escritura comenzó hace unos 5.500 años. Este período es mínimo si se compara con los aproximadamente 300.000 años de existencia del Homo sapiens.
Esto significa que desconocemos más del 98 % de la historia de nuestra propia especie, un inmenso vacío temporal que abre la puerta a la posibilidad de que civilizaciones con tecnologías hoy incomprensibles pudieran haber existido y desaparecido.
Los avistamientos del tipo «Tic Tac», por otra parte, demuestran que el fenómeno no es solo antiguo. Ya en 1979, el piloto de la Fuerza Aérea Italiana Giancarlo Cecconi interceptó un objeto negro similar a un tanque suspendido en el aire. El objeto fue rastreado por el radar y observado desde tierra antes de desaparecer simultáneamente para todos los testigos.
Según el informe anual de la AARO de 2024, entre mayo de 2023 y junio de 2024, el 4 % de los avistamientos de UAPs reportados fueron de forma cilíndrica, manteniendo viva la incógnita sobre estos enigmáticos objetos.
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