¿Cómo un descubrimiento de este tipo podría poner en peligro la grandeza de la antigua civilización egipcia? ¿Qué quiere decir el célebre egiptólogo con eso?

Estructuras subterráneas en Guiza podrían «socavar la grandeza del antiguo Egipto», afirma Zahi Hawass.

Un comunicado de prensa publicado el pasado 15 de marzo dio a conocer que, mediante tecnología de Radar de Apertura Sintética (SAR), se han detectado estructuras internas nunca antes vistas dentro de la pirámide de Kefrén y, lo que es aún más sorprendente, una extensa red subterránea que se extiende bajo todo el complejo de Guiza. No obstante, dicho estudio —por el momento— no cuenta con el respaldo de una revisión por pares ni con datos de georradar obtenidos por científicos independientes.

Recientemente, el renombrado egiptólogo Zahi Hawass ha desestimado por completo los rumores difundidos por investigadores italianos sobre la posible existencia de columnas u otras estructuras subterráneas bajo la pirámide de Kefrén. Ahora, en un comunicado publicado en su perfil de Facebook, reafirmó su postura, calificando tales afirmaciones como «falsas» y asegurando que no hay ninguna evidencia científica que respalde dichas teorías. Además, insistió en que el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto no ha otorgado permisos para investigaciones en el interior de la pirámide y que ningún radar ha sido utilizado para explorar su base.

Sin embargo, las declaraciones de Hawass han generado controversia, en especial por la forma en que concluyó su mensaje: asegurando que estos rumores buscan «socavar la grandeza del antiguo Egipto».

A pesar de los sostenido por Hawass en su declaración, hay que recordar que la acumulación de datos SAR en bruto se realiza de manera remota, lo que significa que el equipo italiano no necesitó el consentimiento del gobierno egipcio para llevar a cabo su trabajo.

Esta postura no es nueva en el egiptólogo, quien a lo largo de los años ha demostrado un enfoque extremadamente proteccionista y nacionalista sobre el pasado de su país, llegando incluso a desacreditar estudios científicos que no encajen con la narrativa oficial. Pero, ¿cómo podría el hallazgo de estructuras subterráneas debajo de la pirámide de Kefrén representar una amenaza para la grandeza de Egipto? Si algo, tal hallazgo solo añadiría más misterio y asombro a la ya imponente civilización del Nilo.... De lo contrario, ¿se podría deducir que Hawass está sugiriendo que la autoría egipcia no está garantizada en la meseta de Guiza si se conoce lo que yace bajo las arenas?

Indicios de un Egipto subterráneo

El rechazo absoluto de Hawass a cualquier hipótesis alternativa también resulta cuestionable en vista de otros descubrimientos de índole extraordinaria que apuntan a secretos subterráneos.

En 1982, el arqueólogo Mark Lehner, con la financiación de la Fundación Cayce, detectó mediante sondas una cavidad subterránea bajo una de las garras de la Gran Esfinge —monumento también atribuido a Kefrén por estar alineado con su pirámide—. Esto sería comprobado poco después por los estadounidenses J. A. West y Robert Schoch, que, con un instrumental de alta tecnología, volvieron a captar bajo la Esfinge la presencia de anomalías indicativas de cavidades rectangulares entre las garras del lecho rocoso y a lo largo de los costados del monumento. Mayores investigaciones al respecto fueron bloqueadas por las autoridades egipcias por recomendación de Hawass.

Ya en este siglo, en 2018, un equipo de científicos rusos y alemanes publicó un estudio que demostró cómo la otra gran pirámide del trío en Guiza, la de Keops, puede concentrar energía electromagnética en sus cámaras internas, particularmente en su parte inferior, bajo tierra.

En 2024, otro grupo de investigadores extranjeros, liderados por el Dr. Sakuji Yoshimura, hizo un estudio geofísico utilizando una combinación de radar de penetración terrestre y tomografía de resistividad eléctrica en una zona inexplorada del cementerio occidental de Guiza, directamente al oeste de la Gran Pirámide y al norte de la pirámide de Kefrén. El resultado fue el hallazgo de una estructura subterránea en forma de «L».

Estos hallazgos sugieren que las pirámides podrían tener propiedades aún no comprendidas y plantea interrogantes sobre lo que yace bajo ellas.

Conclusión

En definitiva, la negación tajante de Hawass no cierra el debate; por el contrario, lo aviva. Si la historia nos ha enseñado algo, es que los grandes descubrimientos a menudo surgen desafiando las versiones oficiales. ¿Es posible que bajo las monumentales pirámides de la IV Dinastía se esconda algo que podría reescribir lo que sabemos sobre el antiguo Egipto? Y si es así, ¿quién tiene el poder de decidir qué verdades pueden ver la luz y cuáles deben permanecer enterradas?

Por MysteryPlanet.com.ar.

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