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Un equipo de astrónomos ha conseguido observar, por primera vez, la cota de nieve de agua alrededor de una estrella joven que está empezando a formar su propio sistema planetario. La captura de la imagen por el telescopio ALMA en Chile ha sido posible gracias a un impactante aumento del brillo de la estrella V883 Orionis, que ha empujado esta línea de hielo, donde la temperatura y la presión son lo suficientemente bajas como para congelar el agua, a una distancia brutal de 6.000 millones de km, aproximadamente el tamaño de la órbita de Plutón en nuestro Sistema Solar.
Las estrellas jóvenes a menudo están rodeadas por densos discos giratorios de gas y polvo, conocidos como discos protoplanetarios, de los cuales nacen los planetas. El calor del astro hace que el agua que hay dentro de los discos esté en forma de gas hasta distancias de alrededor de 3 UA (unidades astronómicas) —3 veces la distancia media entre la Tierra y el Sol—, unos 450 millones de kilómetros, frontera donde las moléculas de agua pasan a formar una pátina de hielo sobre granos de polvo y otras partículas. Esa región se conoce como la línea o cota de nieve.
Pero lo que ha ocurrido en V883 Orionis, situada a unos 1.350 años luz de la Tierra en la nebulosa de Orión, es realmente inusual. Un aumento sin igual en el brillo de la estrella, provocado por la caída de grandes cantidades de material del disco sobre su superficie, ha empujado la línea de nieve a una distancia de alrededor de 40 UA, unos 6.000 millones de km, lo que ha permitido que el telescopio ALMA echara un vistazo. V883 Orionis es sólo un 30% más masiva que el Sol pero, gracias a este estallido, actualmente es 400 veces más luminosa y mucho más caliente.
«Las observaciones de ALMA fueron una sorpresa para nosotros», reconoce Lucas Cieza, de la Universidad Diego Portales, en Santiago de Chile, y principal autor del estudio que publica esta semana la revista Nature. Su equipo, en realidad, buscaba imágenes de la fragmentación del disco que lleva a la formación del planeta, pero se encontraron con este inesperado anillo helado gigante.
Que exista nieve orbitando en el espacio puede resultar extraño, pero es fundamental para la formación de planetas. Los científicos creen que los planetas rocosos y pequeños, como el nuestro, se forman dentro de la cota de nieve, donde el agua se evapora. Fuera de esa línea, la presencia de hielo de agua permite la rápida formación de bolas de nieve cósmicas, que acaban formando enormes planetas gaseosos como Júpiter, donde acaba de llegar la sonda Juno de la NASA. «Ahora tenemos evidencia directa de que existe una región helada propicia para la formación de planetas alrededor de otras estrellas», concluye Zhu Zhaohuan, astrónomo de la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, y coautor del artículo.
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