El tiranosaurio rex es uno de los dinosaurios más inmortalizados en películas, donde siempre se lo ha representado como un enorme depredador y carroñero. Ahora, un nuevo estudio ha llegado a deducir algo que pudo hacerlo aún más temible: tuvo una inteligencia equivalente a la de primates como los babuinos.

T-Rex. Jurassic Park.

De hecho, en comparación con la inteligencia de sus pares, el T-Rex y otros terópodos (dinosaurios bípedos con tres garras) pueden haber sido los «primates de su tiempo», dijo la neurocientífica Suzana Herculano-Houzel, autora del estudio publicado en la revista Journal of Comparative Neurology.

De acuerdo con sus hallazgos, los terópodos tenían tantas neuronas en sus cerebros como los monos hoy en día, y el T-Rex contaba con números «similares a los babuinos» de hasta 3 mil millones de neuronas. Ese es un nivel de inteligencia bastante aterrador para una máquina de matar del tamaño de una casa.

Con tantas neuronas, un T-Rex no solo habría poseído una cognición asombrosa, también podría haber vivido más, hasta 40 años, según estimó Herculano-Houzel. Eso es suficiente tiempo e inteligencia para ser potencialmente una criatura social con su propia cultura, con la habilidad de moverse y trabajar en grupo con sus congéneres.

La capacidad de usar herramientas está incluso sobre la mesa —aunque con sus infames brazos cortos y rechonchos, eso parece menos probable—.

Suzana de pie junto a un molde de tamaño natural del cráneo del T. rex. Crédito: SHH.

Cerebro de pájaro

Sin ningún cerebro de terópodo por ahí —los tejidos blandos como la materia gris rara vez se fosilizan—, determinar un recuento preciso de neuronas de un animal extinto depende de los cerebros de sus descendientes modernos: las aves en este caso.

«Si puedes averiguar cuántas neuronas entran en el cerebro de un pájaro de cierto tamaño, y puedes averiguar de qué tamaño era el cerebro de diferentes dinosaurios parecidos a pájaros, entonces puedes hacer los cálculos y estimar cuántas neuronas tenía el cerebro de un dinosaurio», explicó Herculano-Houzel.

Esa matemática es relativamente simple. En cambio, la dificultad radicaba en establecer que la proporcionalidad del tamaño del cerebro en las aves también se aplicaba a los dinosaurios, «que es lo que acabo de hacer», declaró.

Pero como principio esencial de su trabajo, la neurocientífica sostiene que los terópodos deben ser tratados como un grupo discreto con sus propios rasgos distintivos, en lugar de pensar en los dinosaurios como un todo homogéneo. Fue a partir de esa suposición que se dio cuenta que los terópodos tienen una correlación similar a las aves previas a la extinción —o aves basales— cuando se habla de la masa corporal y el tamaño del cerebro. Esto le permitió utilizar el recuento de neuronas de aves modernas como emúes y avestruces y aplicar las mismas reglas de escala para calcular cuántas neuronas podrían haber tenido los terópodos como el T-Rex.

Más allá del tirano

Esta es sin duda una gran revelación si se sostiene, y también puede recordarnos a un ejemplo de inteligencia de los terópodos que sí fue mostrado en lo que es la saga de películas más famosa de la historia: Jurassic Park. Allí los velociraptores son representados con una gran inteligencia, capaces de comunicarse entre sí, resolver problemas complejos y armar estrategias de caza.

Asimismo, todo esto puede remitirnos a lo que teorizó en 1982 el paleontólogo Dale Russell, quien tomando al Troodon, otro terópodo, con peso similar al humano y con una enorme capacidad craneal, llegó a la conclusión de que si estas criaturas hubieran seguido evolucionando, seguramente hoy tendrían una inteligencia similar o superior a la nuestra y un cuerpo más antropomorfo: un dinosauroide.

Fuente: Suzana Herculano-Houzel. Edición: MP.

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