Súper soldados mejorados por los avances de la bioingeniería y otros campos de investigación, serán una realidad en un futuro cercano. Sin embargo, un miembro del Departamento de Defensa (DoD) de los Estados Unidos piensa que aún no estamos preparados para los problemas éticos y sociales que generará la existencia de estos cyborgs.

El ejército estadounidense visualiza un futuro donde, en las próximas décadas, sus soldados se mejorarán a través de implantes oculares, auditivos, musculares e incluso cerebrales. Por ejemplo, implantes neurales que fusionarán al hombre con la máquina de una manera sin precedentes.

Desde luego, existen grandes desafíos técnicos en rediseñar radicalmente al ser humano pero, tal vez más importante, también hay incontables preocupaciones éticas y legales. Con estos desarrollos vendrá inevitablemente una lucha entre lo que puede hacerse y lo que debería hacerse.

«Cuando hablamos de alguien que perdió su visión por la explosión de una bomba o alguien que perdió un miembro por un IED (artefacto explosivo improvisado), la gente tiene menos problemas en aceptar darles algo que reemplazará la funcionalidad que perdieron», explicó el Dr. Peter Emanuel, investigador del ejército y autor principal de un estudio del Departamento de Defensa sobre el asunto.

«Pero cuando esencialmente les están dando supervelocidad o fuerza sobrehumana, entonces es una mejora, y un montón de gente comenzará a cuestionarse si eso es justo», añadió.

Desde luego, también surgirán preocupaciones cuando los militares comiencen a reemplazar partes sanas y funcionales del cuerpo humano con partes de máquina para simplemente crear mejores soldados.

«Vamos a tener una población mixta de soldados con y sin mejoras. ¿Qué significa eso? ¿Tendrá una impacto en la moral y la camaradería? ¿Serán los mejorados un recurso deseado? ¿Afectará su carrera militar?», se pregunta Emanuel, explicando que el comando podría decidir que el soldado es demasiado valioso en el campo de batalla como para promoverlo o arriesgarlo en el frente.

Otro de los grandes problemas llegará cuando el soldado deje de ser un activo y ya no preste servicio a su país, regresando a su vida de civil como un humano mejorado.

«Si el tipo ahora quiere ir al Bellagio (Hotel Las Vegas) y jugar en la ruleta, es una supercomputadora. Seguramente será una persona estigmatizada», dice Emanuel. «Y si desea viajar con su familia a otras partes del mundo, que tal vez incluya países adversarios como Rusia o China, tal vez sea peligroso porque extranjeros podrían tener acceso a nuestra tecnología o hardware».

Para más inri, actualmente no existen estándares reales de lo que significa ser un humano, y esto seguramente tendrá que ser redefinido en el futuro, con el riesgo que los humanos puros discriminen a los que ya no son 100 % humanos o viceversa.

«Realmente no hay una norma global establecida», comenta.

«Ahora mismo estamos en un punto muy interesante de la línea de tiempo de los humanos. Estamos viendo la convergencia de poderosas tecnologías (bioingeniería, inteligencia artificial y nanociencia) para crear oportunidades en este espacio. Y la realidad es que nuestro gobierno y nuestro sistema legal, e incluso nuestras normas sociales, no pueden moverse a la misma velocidad que la tecnología se mueve».

«¿Qué es legal? ¿Qué es ético? ¿Qué molesta a la sociedad y qué no? Para el tiempo que obtengamos una respuesta y lleguemos a un acuerdo global, la tecnología ya estará en un lugar diferente», concluye.

Fuente: ScienceAlert.

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