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El oxígeno es más o menos un extraño en el Sistema Solar. En la Tierra existe suficiente para sostener la vida de la gran mayoría de los organismos presentes, pero en lo que se refiere a otros planetas y lunas, sólo aparece en la forma de rastros tenues. Dos de las lunas de Júpiter, Ganímedes y Europa, presentaron dichos rastros, detectados gracias a la utilización de instrumentos de alta complejidad. Pero esta vez no se trata de una luna joviana, sino de una perteneciente a Saturno, Rea. Es la segunda más grande orbitando ese planeta después de Titán (única luna con atmósfera "densa"), y está más que confirmado que se trata de una luna helada, aunque su densidad indicaría la existencia de un núcleo rocoso. La sonda espacial Cassini (originalmente Cassini-Huygens, hasta que Huygens alunizó en Titán), lanzada en octubre de 1997, realizó una pasada sobre la superficie de Rea, a unos 97 kilómetros de altura, y sus instrumentos detectaron una muy tenue atmósfera con oxígeno y dióxido de carbono.
De acuerdo a esos mismos instrumentos, la atmósfera estaría sustentada por la descomposición química de la superficie helada al ser irradiada por el plasma magnetosférico de Saturno. Esto también habilita la posibilidad de que exista más oxígeno de origen radiolítico atrapado en el hielo de la luna. Hasta ahora, todas las pruebas indicaban que Rea era demasiado frío y desprovisto de agua líquida como para entregar un entorno adecuado para la vida, pero también cabe mencionar que Rea, al igual que Titán, es la única con la suficiente masa como para contener una atmósfera con su gravedad. ¿Por qué no se había detectado antes, como sucedió con Europa o Ganímedes? La respuesta es que la atmósfera es demasiado "delgada" para los instrumentos remotos: Unas cien veces más que en Europa y Ganímedes.
Ahora, lo verdaderamente extraño del descubrimiento no es el oxígeno en sí, sino el dióxido de carbono. La primera posibilidad es que Rea posea moléculas ricas de carbono, ya sea en su superficie o cerca de ella, afectadas por Saturno de la misma forma que el hielo. Otra teoría involucra a micro-meteoritos, cargados de carbono. Por último, se habla de que el gas podría salir completamente formado desde el interior de Rea, como residuo conservado desde el mismo nacimiento de la luna. Sea como sea, todo indica que los científicos tendrán una chance para averiguarlo muy pronto. En enero próximo, Cassini realizará una pasada por el polo sur de la luna, a apenas 75 kilómetros de su superficie.
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