Hace más de cuatro décadas, un físico predijo una forma de interacción entre los neutrinos y la materia que no se había podido observar hasta hoy en día.

neutrino

Los neutrinos apenas interaccionan con la materia convencional y se mueven a la velocidad de la luz, así que son capaces de atravesar la Tierra y todo lo que haya encima de ella como si fueran un aliento fantasmal.

Un equipo internacional de científicos ha detectado un fenómeno que ha eludido a los físicos durante más de 40 años: la interacción de los neutrinos con el núcleo del átomo.

Los neutrinos, a veces denominados «partículas fantasma», fueron difíciles de detectar durante mucho tiempo porque no poseen carga ni apenas masa y rara vez interactúan, a diferencia de la mayoría de las partículas elementales.

Una suposición confirmada

Por este motivo, cuando el físico Daniel Freedman propuso en 1974 que podían interaccionar con el núcleo completo de un átomo —en vez de los neutrones y protones por separado— indicó que «nuestra sugerencia puede ser un acto de arrogancia», debido a la dificultad que requeriría confirmar esa suposición.

Hoy en día, los investigadores han detectado ese fenómeno, conocido como dispersión elástica coherente neutrino-núcleo (CEvNS, por sus siglas en inglés). Para lograr su objetivo, esos especialistas han utilizado el detector de neutrinos más pequeño del mundo, instalado en la Fuente de Neutrones por Espalación del Laboratorio Nacional Oak Ridge (Tennessee, Estados Unidos).

Aplicaciones

La detección de la colisión de neutrinos contra el núcleo de los átomos puede ayudar a estudiar algunas propiedades de esas partículas y tener aplicaciones científicas y tecnológicas importantes, como controlar el uso de los reactores nucleares de manera no invasiva, aprender más sobre las supernovas —que liberan enormes cantidades de energía en forma de neutrinos— o detectar las partículas elusivas que componen la materia oscura.

El detector utilizado es tan grande como una tostadora. El pequeño tamaño del aparato promete abaratar y acelerar la investigación en el campo.

El detector utilizado es tan grande como una tostadora. El pequeño tamaño del aparato promete abaratar y acelerar la investigación en el campo.

El propio Freedman ha confesado a la revista Science que le emociona que algo que predijo hace 43 años se haya demostrado de manera experimental.

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