Una revelación sorprendente ha salido a la luz: nuevos documentos y testimonios refuerzan la afirmación de Harald Malmgren de que un objeto volador no identificado fue derribado durante la prueba nuclear Bluegill Triple Prime en 1962. La investigación fue realizada por Geoff Cruickshank y el oceanógrafo contralmirante retirado de la Marina de EE.UU., Tim Gallaudet.

Confirmado: Nuevas pruebas respaldan que un OVNI fue derribado durante una prueba nuclear en 1962

En los recuadros de la derecha pueden verse capturas del video de la explosión (más abajo), donde claramente se distingue un objeto cayendo. Crédito: MysteryPlanet.com.ar.

La prueba, parte de la operación Fishbowl en el marco del programa nuclear estadounidense Operación Dominic, se llevó a cabo el 26 de octubre de 1962. En las horas posteriores a la explosión, se registró una intensa actividad naval, incluyendo una operación de recuperación altamente clasificada a pocos kilómetros de la isla Johnston, en el Pacífico. Varios barcos —entre ellos el USS Abnaki y el USS Tuscumbia— fueron desplegados con barcazas y equipos de buceo para recuperar un objeto que, según testigos, cayó del cielo tras el estallido nuclear.

El documento revela que uno de los buzos enviados al fondo marino durante esta operación sufrió un colapso psicológico severo tras el contacto con el objeto derribado, describiéndolo como «más grande que un portaaviones» y de forma cilíndrica. Según un testimonio recogido años después por el exmilitar David Noble Whitecrow, el buzo tocó el objeto y su mano «entró en él como si fuera gelatina». Al ser izado de vuelta a bordo, el hombre entró en estado de pánico, vomitando dentro de su traje y negándose a regresar al agua. Fue evacuado en un hidroavión y pasó un año hospitalizado por psicosis.

El objeto se encendió… y escapó

En un giro inesperado, el propio buzo relató que el objeto, tras el contacto físico, comenzó a brillar intensamente bajo el agua, iluminando el fondo marino, y luego ascendió lentamente a la superficie. Posteriormente, desapareció a gran velocidad, sin dejar ondas significativas en el agua ni ser detectado nuevamente por sonar. Esto sugiere que la nave, si bien había sido alcanzada o desestabilizada por la explosión nuclear, no fue destruida y logró escapar.

USS Abnaki en Pearl Harbor, 15 de noviembre de 1962.

Y aunque esto último parecería contradecir las pruebas de recuperación, en realidad ambos hechos pueden coexistir. Varios registros indican que se recuperaron fragmentos u objetos desconocidos del océano tras el evento. En las bitácoras de los buques involucrados se mencionan «escombros de misiles», tubos cilíndricos radiactivos y transferencias entre barcos, todo con una clasificación poco clara. También se registraron altos niveles de exposición a la radiación en las tripulaciones, incompatibles con las tareas oficialmente asignadas.

Esto indica que, si bien la nave principal escapó, pudo haber dejado restos o partes desprendidas durante la detonación o el descenso. Estos fragmentos, posiblemente componentes externos o materiales del casco, habrían sido recolectados posteriormente por los equipos navales, explicando las inconsistencias en los registros y las maniobras secretas detectadas.

JFK fue informado

Además, el reporte sugiere que el alto mando militar estadounidense, incluido el propio presidente John F. Kennedy, fue informado directamente de este incidente apenas horas después de la prueba. El comandante de la operación, el General Alfred Starbird, abandonó abruptamente la isla Johnston para viajar a Washington, en una maniobra que sigue siendo difícil de justificar si no es por la magnitud del evento.

¿La mano que tocó al OVNI? Uno de los barcos involucrados en la misteriosa misión de recuperación —el USS Abnaki— llevaba un emblema naval inusualmente extraño, pintado por un tripulante en 1962. Aunque la página oficial de Historia y Patrimonio de la Marina de EE.UU. lo fecha en 1958, el propio artista (Haberlein) lo firmó claramente con el año ’62, coincidiendo con el incidente.

Estas revelaciones apuntan a un encubrimiento sistemático de una de las interacciones más directas entre tecnología nuclear humana y fenómenos anómalos no identificados jamás registrada. Los autores del informe piden que la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO, por sus siglas en inglés) y el FBI investiguen el caso con carácter prioritario.

A más de seis décadas del incidente, los documentos desclasificados y los testimonios reunidos empiezan a despejar el velo sobre un evento que podría cambiar para siempre nuestra comprensión del fenómeno OVNI/UAP.

Por MysteryPlanet.com.ar.

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