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Un análisis histórico de 5.000 años de civilización revela que el colapso global es la opción más probable para el futuro de la humanidad, a menos que la creciente desigualdad sea erradicada.
Un reducido grupo de personas estaría llevándonos hacia el final de nuestra civilización. Crédito: MysteryPlanet.com.ar.
Según el Dr. Luke Kemp, investigador en el Centro para el Estudio de Riesgos Existenciales de la Universidad de Cambridge, aunque no se puede poner fecha al «Día del Juicio Final», los patrones del pasado apuntan hacia una tendencia fatal hacia la autodestrucción.
Kemp, autor de un exhaustivo libro que cubre la ascensión y caída de más de 400 sociedades a lo largo de milenios, sostiene que el problema radica en la concentración de poder en las élites. A lo largo de la historia, las civilizaciones han colapsado cuando el poder se ha concentrado en manos de pequeños grupos privilegiados que, al explotar a la mayoría, hacen a la sociedad cada vez más frágil. «Las sociedades son inherentemente igualitarias, pero la concentración del poder en élites obsesionadas con el estatus nos lleva al colapso», señala.
Hoy en día, empero, la civilización global está interconectada de una manera sin precedentes y profundamente desigual. Las amenazas actuales incluyen crisis climáticas, armas nucleares, inteligencia artificial y robots. Según Kemp, los líderes que actualmente gobiernan el mundo parecen ser versiones caminantes de la «tríada oscura» de la psicología: narcisismo (Donald Trump), psicopatía (Vladimir Putin) y maquiavelismo (Xi Jinping), y son estos mismos líderes quienes están acelerando la marcha hacia la autodestrucción global.
El autor también introduce un concepto que desafía el término tradicional «civilización». En lugar de ello, propone referirse a los imperios y grandes estructuras sociales como «Goliats», que representan sistemas de dominación. Según Kemp, todos los Goliats a lo largo de la historia, desde el Imperio romano hasta el actual capitalismo global, están condenados a la autodestrucción debido a su estructura de desigualdad.
Los Goliats necesitan tres tipos de «combustible» para prosperar: recursos de alimentos que se puedan almacenar, monopolios de armas, y tierras «encerradas» que limitan la movilidad de las personas —mediante océanos, montañas o desiertos, por ejemplo—. Estas estructuras son las que permiten la consolidación del poder en manos de unas pocas élites y la explotación de la mayoría.
En Cahokia, una sociedad en América del Norte que alcanzó su apogeo alrededor del siglo XI, la llegada de la agricultura de maíz y frijoles condujo a una sociedad dominada por una élite de sacerdotes y sacrificios humanos. Crédito: cahokiamounds.org.
El Dr. Kemp advierte que el colapso de hoy no será como los de tiempos pasados, que fueron locales y, en muchos casos, benéficos para los ciudadanos, liberándolos de la opresión. En la actualidad, el colapso sería global, llevando a una gran violencia y a una profunda crisis debido a la interdependencia de las sociedades modernas y la especialización del trabajo.
Para evitar este destino, Kemp sugiere que la solución radica en crear sociedades verdaderamente democráticas, mediante asambleas ciudadanas y sistemas de toma de decisiones directas a gran escala. También propone implementar límites a la riqueza, argumentando que la acumulación desmedida de capital por parte de las élites es una de las principales causas de la desigualdad y la inestabilidad.
Aunque el futuro parece sombrío, el autor mantiene que el cambio es posible. Sin embargo, no es optimista sobre su probabilidad, señalando que revertir los patrones de 5.000 años de historia será un desafío monumental.
El monopolio de la IA por parte de unas pocas compañías podría ser el combustible más codiciado para los Goliats modernos. Crédito: MysteryPlanet.com.ar.
«Estamos enfrentando un proceso de 5.000 años que será increíblemente difícil de revertir», concluye el investigador, quien insta a la humanidad a no caer en la desesperanza y a luchar por la democracia, la igualdad y un futuro más justo.
En última instancia, Kemp lanza un mensaje directo a las personas: «Si quieres salvar el mundo, el primer paso es dejar de destruirlo».
Fuente: The Guardian. Edición: MP.
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