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Un nuevo estudio científico indica que un exoplaneta gigante y su estrella anfitriona tienen una relación muy especial.
Por primera vez, astrónomos del MIT (Massachusetts Institute of Technology) y otras instituciones han observado una estrella pulsando en respuesta a su planeta en órbita, informa Space.com
La estrella, que lleva el nombre de HAT-P-2, está a unos 400 años luz de la Tierra y está rodeada por un gigante gaseoso que mide ocho veces la masa de Júpiter, uno de los exoplanetas más masivos que se conocen hoy en día. El planeta, llamado HAT-P-2b, sigue su estrella en una órbita altamente excéntrica, extremadamente cerca y alrededor de la estrella, y luego se precipita lejos antes de eventualmente dar vueltas alrededor.
Los investigadores analizaron más de 350 horas de observaciones de HAT-P-2 tomadas por el telescopio espacial Spitzer de la NASA, y encontraron que el brillo de la estrella parece oscilar ligeramente cada 87 minutos. En particular, la estrella parece vibrar con armónicos exactos, o múltiplos de la frecuencia orbital del planeta, la velocidad a la que el planeta circunda su estrella.
El equipo procesó los datos y se centró en la ventana en la que el planeta hizo su acercamiento más cercano, pasando primero delante y luego detrás de la estrella. Durante estos períodos, los investigadores midieron el brillo de la estrella para determinar la cantidad de energía, en forma de calor, transferida al planeta.
Las pulsaciones con tiempo preciso han llevado a los investigadores a creer que, contrariamente a la mayoría de las predicciones teóricas basadas en modelos de comportamiento exoplanetario, HAT-P-2b puede ser lo suficientemente masivo como para distorsionar periódicamente su estrella, haciendo que la superficie fundida de la misma pulse como respuesta.
«Pensábamos que los planetas no pueden excitar realmente a sus estrellas, pero nos damos cuenta de que ésta es una realidad», dice en un comunicado Julien de Wit, un postdoctor del Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias del MIT. «Hay un vínculo físico entre los dos, pero en este momento, en realidad no podemos explicarlo, de modo que son pulsaciones misteriosas inducidas por el compañero de la estrella».
De Wit es autor principal de un documento que detalla los resultados, publicado en Astrophysical Journal Letters.
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20:37
muy buen tema .
gracias .