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Un nuevo y provocador estudio científico sugiere que el objeto interestelar 3I/ATLAS, recientemente descubierto, podría no ser un simple cometa natural, sino una posible sonda de origen artificial, con características que abren la puerta a una hipótesis inquietante: su conexión con tecnología alienígena avanzada.
El artículo fue coescrito por los investigadores Avi Loeb, Adam Hibberd y Adam Crowl, miembros de la Initiative for Interstellar Studies en Londres. En él, los autores analizan las propiedades anómalas de 3I/ATLAS —el tercer objeto conocido que proviene del espacio interestelar tras Oumuamua y Borisov— y sugieren que podría alinearse con la llamada «hipótesis del bosque oscuro», propuesta en la ciencia ficción por Cixin Liu, que plantea que las civilizaciones avanzadas se ocultan para evitar ser detectadas por potenciales depredadores cósmicos.
Entre los aspectos más intrigantes que destacan los científicos se encuentran:
Aunque los autores no afirman de manera concluyente que este visitante interestelar sea una nave alienígena, consideran que el cúmulo de anomalías merece una evaluación científica seria. Y, como señalan en el texto, si bien lo más probable es que se trate de un objeto natural, las implicancias de que no lo sea son tan significativas que ignorar esta posibilidad podría ser un error.
Esta es la trayectoria de A11pl3Z, el enorme objeto interestelar de hasta 20 kilómetros de diámetro que ha ingresado recientemente en nuestro sistema solar. Viajando a unos 68 km/s, se acercará a Marte en octubre de este año. #A11pl3Z #interestelar
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«Si existe aunque sea una pequeña posibilidad de que 3I/ATLAS sea una tecnología alienígena, debemos considerarlo con la misma lógica del argumento de Pascal», escriben. En otras palabras: las consecuencias de no prestar atención podrían ser mucho más graves que las de tomar precauciones ante una hipótesis errónea.
La fecha clave será a fines de noviembre o principios de diciembre de 2025, cuando el objeto alcance su punto más cercano al Sol. Los astrónomos están llamados a observar con atención, no solo para descartar la opción tecnológica, sino también para afinar futuros protocolos de respuesta ante encuentros con objetos interestelares.
Este estudio no solo abre un fascinante debate científico, sino que también propone una perspectiva poco explorada: la posibilidad de que el verdadero riesgo existencial no provenga de nuestra propia inteligencia artificial, sino de una inteligencia externa, ya presente entre nosotros.
Por MysteryPlanet.com.ar.
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