Un objeto interestelar, denominado 3I/ATLAS, está cruzando nuestro vecindario cósmico en una trayectoria tan precisa y estadísticamente improbable que ha reavivado el debate científico sobre la posibilidad de que sea de origen tecnológico. Tras su paso a solo 29 millones de kilómetros de Marte el pasado 3 de octubre de 2025, el objeto se dirige ahora hacia Júpiter, de quien se acercará a 54 millones de kilómetros el 16 de marzo de 2026.

El apilamiento de imágenes de la cámara Mastcam-Z del rover Perseverance en Marte muestra una tenue mancha donde se esperaba que estuviera 3I/ATLAS en el cielo marciano. Crédito: NASA/JPL-Caltech/ASU/Simeon Schmauß.

Lo que desconcierta a los astrónomos es la extraordinaria casualidad de su ruta. La probabilidad de que un objeto natural logre este doble encuentro planetario es inferior a una en un millón. Este cálculo se basa en la combinación de dos coincidencias independientes y extremadamente raras:

  • Una alineación casi perfecta de su plano orbital retrógrado con el plano de la eclíptica de la Tierra, con una desviación de solo 4.89°. La probabilidad de esto es de apenas un 0.002.
  • Una sincronización precisa en sus tiempos de llegada para coincidir con las posiciones de Marte y Júpiter en sus vastas órbitas, con una probabilidad de 0.0002.

¿Una firma de diseño inteligente?

Ante esta improbabilidad, surge la hipótesis de un origen artificial, la cual ha sido impulsada principalmente por el astrofísico Avi Loeb.

«Si una inteligencia extraterrestre hubiera enviado a 3I/ATLAS, su inclinación orbital de casi 5° no sería un capricho. Los científicos teorizan que una civilización avanzada probablemente habría descubierto nuestro sistema solar utilizando el método de tránsito, que consiste en observar la ligera atenuación de la luz de una estrella cuando un planeta pasa por delante», explica Loeb en una reciente publicación.

Trayectoria de 3I/ATLAS.

«Nuestro cinturón de asteroides, situado entre Marte y Júpiter, forma una especie de disco de escombros con un ángulo de apertura de unos 10° por encima y por debajo del plano solar. Cualquier civilización que nos detectara a través de los tránsitos de estos asteroides nos observaría desde dentro de este cono de visión. Por lo tanto, enviar una sonda en una trayectoria directa hacia el Sol desde su ubicación resultaría lógicamente en una inclinación de hasta 10°, lo que convierte la inclinación de 5° de 3I/ATLAS en un dato perfectamente coherente con esta hipótesis», añade.

Anomalías y una oportunidad única de estudio

La trayectoria no es la única rareza de 3I/ATLAS. Hasta la fecha, el objeto presenta al menos siete anomalías documentadas, relacionadas con su tamaño, su chorro de material, composición, polarización de la luz, su alineación angular con la famosa señal «Wow!» y una masa estimada superior a las 33 mil millones de toneladas, lo que es 6 millones de veces más pesado que el cohete más grande construido por la humanidad, Starship.

Afortunadamente, la comunidad científica no se quedará de brazos cruzados. El paso cercano de 3I/ATLAS por Marte y Júpiter ofrece una oportunidad sin precedentes para estudiarlo de cerca. Se espera que un total de nueve naves espaciales humanas puedan apuntar sus instrumentos hacia el misterioso visitante. Las sondas que orbitan Marte (MRO, Mars Express, TGO, MAVEN, Tianwen-1 y Hope) y las misiones en Júpiter (Juno y Juice) recopilarán imágenes y datos espectroscópicos que podrían ser clave para determinar finalmente la verdadera naturaleza de 3I/ATLAS.

«Se trata de un cometa interestelar con una suerte increíble o un mensajero tecnológico de una civilización lejana», concluye Loeb.

Por MysteryPlanet.com.ar.

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