Mystery Planet es un sitio web que ofrece noticias y artículos sobre ciencia y misterios. Para estar al tanto de todo lo que publicamos, además de seguirnos en nuestras redes sociales o suscríbete a nuestro boletín de noticias, te invitamos a nuestro canal de Telegram.
Recientemente, dos estudios sobre el objeto interestelar 3I/ATLAS han generado controversia en la comunidad científica al reportar la posible detección de agua en su espectro. Sin embargo, la evidencia presentada no es clara, lo que ha llevado a algunos expertos a cuestionar las conclusiones.
La trayectoria de 3I/ATLAS está alineada con el plano orbital de los planetas alrededor del Sol, una coincidencia poco probable con un nivel de aproximadamente 0.2 %. Crédito: MysteryPlanet.com.ar.
Uno de los artículos (accesible aquí) se basó en espectroscopía óptica e infrarroja del 3I/ATLAS, obtenida con los telescopios Gemini-Sur y el IRTF de la NASA. Los datos sugieren un espectro con un tono rojizo, similar al de los asteroides de tipo D, lo que apunta a que la superficie sólida del objeto podría ser responsable de la coloración observada. En este escenario, el objeto tendría un diámetro de aproximadamente 20 kilómetros. Sin embargo, esta estimación entra en conflicto con la cantidad de material rocoso disponible en el espacio interestelar, lo que pone en duda la posibilidad de que 3I/ATLAS sea un asteroide natural.
El otro estudio (accesible aquí) también concluye que el objeto podría tener agua, pero se basa en un modelo que mezcla un 70 % de material rocoso y un 30 % de partículas de agua. Aunque este modelo parece adaptarse a los datos obtenidos, al compararlo con los datos reales, se observan diferencias importantes. Por ejemplo, las características del modelo y los datos no coinciden en algunas áreas clave. Además, los investigadores no realizaron una prueba estadística adecuada para demostrar que este modelo realmente se ajusta mejor a los datos que una opción más simple, como una línea suave que no incluye agua.
Arriba: Espectro infrarrojo cercano de 3I/ATLAS (línea gris) comparado con un modelo de 70 % roca y 30 % agua (línea roja). Las débiles bandas naranja y azul muestran los perfiles espectrales de los dos materiales individuales utilizados en el modelo (Figura 3 de B. Yang et al. 2025). Abajo: Tasa de producción de agua en función del enrojecimiento para 3I/ATLAS (Figura 2 de Z. Xing et al. 2025).
A pesar de estos desacuerdos, ambos estudios afirman la detección de agua en el objeto, lo que ha llevado a algunos científicos a sugerir que la interpretación de los datos podría estar influenciada por el pensamiento convencional, que asocia a 3I/ATLAS con un cometa rico en agua.
«Incluso al analizar datos, algunos científicos sacan conclusiones firmes sin una base estadística sólida, simplemente porque esas conclusiones se ajustan al pensamiento tradicional de que 3I/ATLAS es un cometa rico en agua», explica el astrofísico Avi Loeb en una publicación de su blog. «Sí, es seguro afirmar que se ha detectado lo esperado, pero la curiosidad genuina por lo inesperado es mucho más valiosa, ya que nos permite ser honestos y descubrir algo nuevo».
La naturaleza de 3I/ATLAS sigue siendo incierta. Su sospechosa trayectoria a través del sistema solar y su posible interacción con el cinturón de asteroides han hecho que algunos expertos como Loeb especulen que podría tratarse de un objeto artificial. La probabilidad de que 3I/ATLAS sea una nave interestelar ha ganado relevancia debido a su alineación improbable con el plano de la eclíptica (probabilidad del 0.2 %) y su paso cercano a los planetas como Marte, Venus y Júpiter (probabilidad del 0.0005 %).
Para determinar si este visitante cósmico es un cometa de origen natural o un objeto tecnológico, los científicos deben seguir recolectando datos.
«En lo que he llamado la “escala Loeb”, donde el “0” se refiere a un cometa definitivamente natural y el “10” implica un objeto definitivamente artificial, actualmente califico a 3I/ATLAS como un “4”. A medida que recopilemos más datos sobre 3I/ATLAS en los próximos meses, mi clasificación podría hundirse a “0” o subir a “10”», concluyó Loeb.
El misterio continúa, y con más datos recién disponibles a finales de noviembre —cuando el objeto deje de estar eclipsado por el Sol—, los investigadores podrán ajustar sus teorías y acercarse a una respuesta más precisa. Sin embargo, lo que está claro es que la curiosidad científica y el análisis riguroso de los datos son cruciales para comprender lo desconocido.
Por MysteryPlanet.com.ar.
¿Te gustó lo que acabas de leer? ¡Compártelo!
Artículos Relacionados