Un hallazgo sin precedentes ha sacudido el mundo de la egiptología. Investigadores han identificado una vasta estructura subterránea bajo la meseta de Guiza, lo que de confirmarse podría reescribir la historia.

Afirman haber detectado una gigantesca ciudad subterránea bajo las pirámides de Guiza

El clásico meme tal vez tenía algo de razón...

El descubrimiento fue realizado por un equipo de científicos independientes, liderado por el profesor Corrado Malanga, de la Universidad de Pisa, y el especialista en radar Filippo Biondi, de la Universidad de Strathclyde. Aunque sus estudios no forman parte de la egiptología oficial, sus innovadoras técnicas de exploración han permitido visualizar lo que hasta ahora era invisible para la ciencia convencional.

Una visión alternativa: quiénes son los autores del hallazgo

Corrado Malanga es un investigador italiano conocido por sus estudios en química aplicada, pero también por su enfoque multidisciplinario que abarca la arqueología, la conciencia y la física de lo desconocido. Filippo Biondi, por su parte, es un experto en radares y detección remota, con una larga trayectoria en el uso de tecnología SAR (Radar de Apertura Sintética) para el estudio de estructuras ocultas bajo la superficie terrestre.

Juntos han desarrollado un enfoque revolucionario para explorar la meseta de Guiza, combinando técnicas de tomografía Doppler y procesamiento avanzado de señales. Su investigación fue publicada en 2022 en la revista Remote Sensing de MDPI y sometida a revisión por pares, lo que le otorga validez científica. Sin embargo, MDPI ha sido objeto de críticas en algunos círculos académicos por la rapidez con la que aprueba artículos y su modelo de publicación financiado por los autores. Aunque el estudio cuenta con revisión por pares, sus conclusiones desafían la visión predominante de la egiptología, por lo que es poco probable que sean aceptadas por el establishment académico.

Sobre la tecnología utilizada

La clave de este hallazgo radica en el uso del SAR, una técnica que emplea ondas de radar para penetrar en el suelo y generar imágenes tridimensionales de lo que se encuentra oculto. A diferencia del radar convencional, el SAR permite reconstrucciones detalladas en alta resolución de estructuras enterradas, incluso a grandes profundidades.

Biondi y su equipo han desarrollado un software propietario que transforma las señales de radar en «información fonónica», es decir, en datos que permiten detectar vibraciones milimétricas. Un comunicado de prensa publicado el pasado 15 de marzo resumió cómo esta tecnología de vanguardia ha revelado estructuras internas nunca antes vistas dentro de la pirámide de Kefrén y, lo que es aún más sorprendente, una extensa red subterránea que se extiende bajo todo el complejo de Guiza.

La «ciudad oculta» bajo las pirámides

Las imágenes de tomografía SAR revelaron cinco grandes estructuras idénticas en la base de la pirámide de Kefrén, conectadas por pasadizos geométricos. Dentro de ellas, cada una posee cinco niveles horizontales y un techo inclinado.

Vista panorámica sur-norte de la meseta de Guiza con una línea tomográfica que atraviesa la estructura de Kefrén aproximadamente a la mitad de su altura. La línea central más oscura corresponde a los bordes de la Pirámide de Kefrén (noreste y suroeste), los cuales tienen un bajo contenido vibracional y, por lo tanto, aparecen más oscuros. Los diversos puntos brillantes debajo de las pirámides representan estructuras artificiales ubicadas aproximadamente a 2 kilómetros por debajo de la meseta de las pirámides. Crédito: Filippo Biondi et al., 2025.

Más abajo, se encontraron ocho pozos cilíndricos rodeados por rampas en espiral, que descienden hasta 648 metros de profundidad. En el punto más bajo, estas estructuras convergen en dos gigantescas cámaras cúbicas de 80 metros de lado. En total, esta enigmática red subterránea se extiende a lo largo de dos kilómetros y se interconecta con las otras pirámides en la meseta de Guiza.

Reconstrucción 3D de los pozos cilíndricos detectados. Crédito: Filippo Biondi et al., 2025.

¿Energía antigua o un complejo funcional?

Este hallazgo desafía la versión tradicional que sostiene que las pirámides fueron construidas como tumbas reales alrededor del 2500 a.C. Expertos en arquitectura han señalado que su construcción incorpora principios matemáticos avanzados, como el número Pi, la proporción áurea y la velocidad de la luz, lo que sugiere un propósito más complejo.

Algunas teorías sugieren que las pirámides podrían haber sido utilizadas como generadores de energía. Nikola Tesla teorizó que estas estructuras eran capaces de aprovechar las frecuencias naturales de la Tierra. Otros, como Christopher Dunn en The Giza Power Plant, propusieron que funcionaban como enormes máquinas de resonancia energética.

Crédito: Filippo Biondi et al., 2025.

Incluso se ha comparado la red subterránea con la llamada Amenti, la legendaria ciudad oculta mencionada en mitos egipcios. Según textos antiguos, Amenti era un reino subterráneo vinculado a los dioses y al conocimiento sagrado.

El próximo desafío: excavar

El equipo detrás del descubrimiento, conocido como El Proyecto Kefrén, ha expresado su interés en realizar excavaciones para estudiar de cerca esta megaconstrucción. Sin embargo, la historia muestra que obtener permisos para este tipo de investigaciones en Egipto no es tarea fácil.

Este hallazgo podría representar un punto de inflexión en nuestra comprensión del antiguo Egipto. Si se confirma su naturaleza funcional, la historia de la civilización faraónica podría ser muy diferente a la que conocemos.

Por MysteryPlanet.com.ar.

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