El denunciante OVNI Dylan Borland revela increíbles detalles sobre su encuentro con un triángulo volador

Dylan Borland, un ex especialista en inteligencia geoespacial de la Fuerza Aérea que recientemente se convirtió en denunciante OVNI ante el Congreso de EE.UU., ha ampliado su testimonio en una entrevista exclusiva para el programa WEAPONIZED.

De acuerdo al testigo, la misteriosa nave triangular salió de un hangar de la NASA en la Base de la Fuerza Aérea de Langley, cerca de Hampton, Virginia. Crédito: Weaponized/MysteryPlanet.com.ar.

Según relató ante los anfitriones, Jeremy Corbell y George Knapp, el incidente ocurrió una noche de verano de 2012 en la Base de la Fuerza Aérea de Langley, mientras tomaba un descanso de su turno de 12 horas. Alrededor de la 1:30 de la madrugada, mientras fumaba un cigarrillo en el exterior de su cuartel, observó una luz blanca que se elevaba desde la dirección de un hangar de la NASA en la base. La luz ascendió unos 100 pies (aproximadamente 30 metros) y se detuvo.

Inicialmente, Borland pensó que podría ser un globo meteorológico o algún tipo de prueba. Sin embargo, lo que sucedió a continuación desafió toda explicación convencional. Mientras caminaba hacia la pista de atletismo de la base, la luz se desplazó rápidamente a través de la pista de vuelo directamente hacia él. En ese momento, un objeto físico se materializó alrededor de la luz. «Apareció un triángulo equilátero de 100 a 150 pies justo sobre mí, a 100 pies por encima de mí, a 100 pies delante de mí», dijo.

Descripción detallada de una tecnología imposible

Como analista de imágenes entrenado, el testigo describió la nave con una precisión asombrosa:

Estructura y material: El objeto era un triángulo equilátero perfecto con una superficie que parecía tener una «pintura de escamas metálicas negras», similar a la de un coche clásico. Borland pudo ver claramente la parte inferior y los ángulos de 90 grados de sus bordes.
Iluminación y aura energética: Poseía cuatro luces blancas: una más pequeña en cada esquina y una luz central significativamente más grande, del tamaño de un sedán pequeño. Lo más extraño, sin embargo, era un «resplandor transparente amarillo» que rodeaba toda la nave y «pulsaba como una lámpara de lava». Borland lo describió como si los colores de las galaxias del telescopio James Webb se volvieran dorados y se movieran sobre el objeto.

El encuentro se mantuvo en un silencio absoluto, ya que durante los 3 a 5 minutos que el objeto estuvo sobre él, no emitió ningún sonido. Además, mientras estaba bajo la nave, su teléfono móvil se sobrecalentó, se congeló y se apagó por completo.

Tras esos minutos de inacción, la experiencia culminó abruptamente: la luz central parpadeó dos o tres veces, y el objeto «se disparó a un nivel de avión comercial» en cuestión de segundos. En ese instante de aceleración masiva, Borland sintió «electricidad estática por todo el cuerpo» y percibió un fuerte olor a «tormenta eléctrica». Después de alcanzar gran altitud, solo la luz central era visible, pareciendo una estrella que se detuvo brevemente antes de dirigirse hacia el este, sobre el océano Atlántico.

De testigo a denunciante

Aunque en ese momento no presentó un informe oficial, la experiencia fue silenciada: el sargento de Borland le advirtió que «nunca hablara de esto». Sin embargo, esta vivencia, sumada a su exposición a otra información clasificada, lo motivó a convertirse en un denunciante oficial, presentando una queja formal ante el Inspector General de la Comunidad de Inteligencia (ICIG), en un proceso similar al seguido por David Grusch.

Es precisamente por su acceso a esos secretos que Borland afirma tener «conocimiento directo y de primera mano y exposición a la recuperación de accidentes, ingeniería inversa» de tecnología no humana. Sobre esta tecnología, durante la entrevista con Corbell y Knapp reveló un detalle crucial: la pieza de información más importante que posee no es sobre la nave que avistó en sí, sino sobre su fuente de poder o propulsión, que es «la tecnología más importante del planeta».