Glosario de Dioses Egipcios (LETRA B)

Baal

Nombre egipcio: Bar.
Nombre griego/romano: Baal (Semítico).
Divinidad griega: -
Representación: Un hombre en pie con barba, vestido con una característica túnica siria. Lleva un faldellín adornado con borlas; sobre la cabeza porta una tiara alta inspirada en la corona del Alto Egipto, o esta misma corona, de cuyo vértice superior cuelga un tallo de loto. En su frente, dos pequeños cuernos acompañados de un disco solar. Frecuentemente lleva en las manos una lanza o una maza.

Sinopsis: Dios guerrero identificado, en muchos aspectos, con el dios egipcio Seth. También se le considera un dios del cielo y de las tormentas.

El culto a Baal, como el de otras divinidades asiáticas que entraron a formar parte del panteón de dioses egipcios, pudo introducirse en el país durante el Reino Medio y afianzarse con la invasión de los Hicsos, extendiéndose primero por el Delta y después por el resto de la geografía del Valle del Nilo. La mayor expansión del fervor egipcio hacia este dios se produjo durante la Época Ramésida, cuando comenzó a asimilarse al dios Seth, deidad de la monarquía en ese momento. También puede aparecer asimilado al guerrero Montu.

Posee una contrapartida femenina llamada Baalat, una especulación teológica posterior para plasmar la idea de la realidad masculina y femenina, es decir, la dualidad del pensamiento de los antiguos egipcios.

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Bastet

Nombre egipcio: Bastet.
Nombre griego/romano: Bastis, Diana, Artemisa (entre otros).
Divinidad griega: -
Representación: Gata o mujer con cabeza de gata que lleva en la mano un sistro.

En su aspecto colérico es una mujer con cabeza de leona. Bajo forma antropomorfa lleva un tocado especial, un pendiente en la oreja y un gran collar en el pecho. En sus manos sujeta un sistro y una égida, y de su brazo pende un cesto en el que a menudo guarda a sus pequeños.

 

Sinopsis: Bastet es una deidad que se encuentra en el panteón egipcio en la dinastía II. Su nombre significa “la de los Bas”, apelativo de un recipiente de piedra que se usaba para contener aceites funerarios y de uso cosmético, y que figura en el calificativo de su nombre. Podría estar relacionada con la protección del difunto en el Más Allá.

Es el prototipo de dulzura maternal, pero puede transformarse en asesina cuando necesita defender a sus hijos. Ella es la guardiana del hogar y simboliza la fecundidad amorosa y los poderes beneficiosos del Sol. Por ello, desde el Reino Antiguo, es la madre del rey, al cual ayuda y protege para alcanzar el cielo. También personifica el ojo de la Luna.

Su integración en el mito solar no se produce hasta el año 1000 a.C. Antes de este periodo, la diosa gata carecía de connotaciones solares, personalidad que adoptará más tarde cuando se identifique con el agresivo felino. Una vez integrada en el mito solar, se hace de ella la hija de Ra o de Atum, al que protege, eliminando con sus poderosas garras a la serpiente Apofis, según la tradición heliopolitana, y se la vincula directamente a Tefnut.

Asimilada a Sejmet, Hathor y Tefnut, entró en el mito de la Diosa Lejana marchando a Nubia, donde, encolerizada, tomó el aspecto de una leona, identificándola con el Ojo de Ra. Esta leyenda aparece registrada por vez primera en los muros de la tumba de Sethy I, pasando a grabarse en muchos de los templos del Periodo Ptolemaico.

Al igual que Sejmet, en honor de Bastet se celebraba en la ciudad de Bubastis una fiesta, llamada “La Fiesta de la Embriaguez”. La fiesta se celebraba para que la diosa, contenta, borracha y halagada no tomara el aspecto de leona y organizara una carnicería entre los humanos.

Su culto fue muy importante. En sus templos se criaron gatos que eran su encarnación terrestre; a su muerte los animales eran cuidadosamente momificados, enterrándolos en tumbas específicas para ellos.

Curiosamente, como entidad peligrosa para el difunto, la encontramos en los Textos de las Pirámides, declaración 467.

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Fuentes: Rosa Thode Mayoral, Elisa Castel.

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