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El CEO de la legendaria Valve, Gabe Newell, dice que su compañía está trabajando en un auricular de interfaz cerebro-computadora (BCI) que podría hacer que los videojuegos sean más inmersivos que nunca.
En una entrevista con New Zealand 1 News —el director ejecutivo ha estado pasando tiempo en la nación isleña durante la pandemia— Newell argumentó que los ojos fueron creados bajo la ley evolutiva de lograr mucha eficiencia a bajo costo, algo que en el mundo actual —donde cada vez hay más estímulos tecnológicos y visuales— puede resultar en una limitación. Por lo que el próximo paso en el mundo de los videojuegos es superar ese límite para ofrecer al usuario algo más allá de los sentidos.
«Para la experiencia visual, la fidelidad que seremos capaces de crear hará que el mundo real deje de ser la métrica que apliquemos como referencia», dijo Newell. «El mundo real parecerá plano, incoloro, borroso, en comparación con las experiencias que podrás crear en el cerebro de las personas».
Valve está colaborando con OpenBCI, una empresa de hardware de biosensores, en lo que Newell denominó un «proyecto de código abierto para que todos puedan tener tecnologías de lectura [de señales cerebrales] de alta resolución integradas en los auriculares».
Con unos auriculares de este tipo, la realidad podría volverse difícil de distinguir.
«Donde se vuelve extraño es cuando quién eres se vuelve editable a través de una interfaz cerebro-computadora», dijo Newell a NZ1. «Nuestra capacidad para crear experiencias en el cerebro de las personas, que no estén mediadas por sus periféricos cárnicos, será mejor de lo que es posible».
La tecnología podría permitir a los usuarios editar no solo lo que ven, dijo, sino también sus sentimientos y emociones. Por ejemplo, Newell argumentó que estos auriculares podrían mejorar el sueño. Más adelante, otros sentimientos no deseados podrían mitigarse o eliminarse por completo, una forma de terapia de la era de la ciencia ficción.
Al final, Newell no cree que las BCI inunden el mercado de la noche a la mañana, sobre todo por motivos de seguridad.
«Nadie quiere decir, "Oh, ¿recuerdas a Bob? ¿Recuerdas cuando Bob fue pirateado por el malware ruso? Eso apesta, ¿sigue corriendo desnudo por los bosques?" O lo que sea», comentó. «Así que sí, la gente tendrá que tener mucha confianza en que estos son sistemas seguros que no presentan riesgos para la salud a largo plazo».
Para quien los haya visto, —y es imposible no recordarlos como referencia— justamente hay un para de capítulos de Black Mirror que tratan sobre este tipo de dispositivos y tecnología.
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