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Tras el histórico descubrimiento de diciembre pasado, los científicos de la Universidad de Maryland volvieron a captar el fenómeno. Sería clave para dibujar un mapa de los agujeros negros en el Universo.
Los científicos del proyecto LIGO detectaron por segunda vez las ondas gravitacionales que predijo Albert Einstein hace un siglo, un fenómeno más débil que el primero pero que, según los investigadores, puede ser decisivo para empezar a dibujar un mapa de los agujeros negros en el Universo.
Las nuevas ondas fueron detectadas el 26 de diciembre de 2015, más de tres meses después de registrarse el histórico primer descubrimiento, según anunció este miércoles la Universidad de Maryland (EE.UU.), una de las participantes en el proyecto LIGO. Son mucho más débiles que las primeras y se produjeron durante los últimos momentos de la fusión de dos agujeros negros en uno más masivo.
Mientras que las primeras ondas detectadas resultaron de la fusión de dos agujeros negros que ocupaban 36 y 29 veces la masa del Sol, el nuevo fenómeno nació de agujeros que representaban 8 y 14 veces la masa de ese astro.
«Es muy significativo que estos agujeros negros fueran mucho menos masivos que los observados en la primera detección», dijo la argentina Gabriela González, portavoz de LIGO y profesora de física y astronomía en la Universidad Estatal de Luisiana (EE.UU.). «Como sus masas son más ligeras que en la primera detección, estuvieron más tiempo —alrededor de un segundo— en la banda sensible de los detectores (de LIGO). Es un comienzo prometedor para elaborar un mapa de las poblaciones de agujeros negros en nuestro universo», agregó.
Las ondas gravitacionales transportan información acerca de sus orígenes y sobre la naturaleza de la gravedad, y se espera que permitan observar la historia del Cosmos hasta instantes remotos, comprender cómo se formaron los agujeros negros, cómo se comporta la materia en condiciones extremas, y hacer nuevos descubrimientos.
El nuevo fenómeno, llamado GW151226, se anuncia casi seis meses después de su descubrimiento y cuatro meses después de que LIGO desvelara que había confirmado, por primera vez, la existencia de las ondas gravitacionales que predijo Albert Einstein en 1916, un año después de la publicación de su Teoría de la Relatividad.
Ese hallazgo abrió una nueva puerta en la Astronomía, porque hasta ahora los científicos se habían valido de diferentes formas de luz (ondas electromagnéticas) para observar el Universo.
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