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Dos estudios reportan nuevos hallazgos sobre anillos de polvo en el sistema solar interior: uno en la órbita de Mercurio y otro sobre asteroides en el origen del que se extiende en órbita de Venus.
«No todos los días se puede descubrir algo nuevo en el sistema solar interior», dijo Marc Kuchner, autor del estudio sobre Venus y astrofísico en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland. «Esto está justo en nuestro vecindario».
Guillermo Stenborg y Russell Howard, ambos científicos solares en el Naval Research Laboratory, describen su hallazgo de «una fina neblina de polvo cósmico» en la órbita de Mercurio en The Astrophysical Journal.
Este material forma un anillo de aproximadamente 14,9 millones de kilómetros de longitud y 4.860 de ancho, lo suficientemente grande para que los Estados Unidos continentales, se extiendan a través de esta vasta pista de polvo a medida que rodea el Sol.
Irónicamente, los dos científicos tropezaron con el anillo de polvo mientras buscaban evidencias de una región libre de polvo cercana al Sol. A cierta distancia del Sol, según una predicción de décadas de antigüedad, el fuerte calor de la estrella debería vaporizar el polvo, barriendo todo un espacio. Saber dónde está este límite puede decirle a los científicos acerca de la composición del polvo en sí, e insinuar cómo se formaron los planetas en el joven sistema solar.
Esta no es la primera vez que los científicos encuentran un anillo de polvo en el sistema solar interior. Hace veinticinco años, los científicos descubrieron que la Tierra orbita alrededor del Sol dentro de un gigantesco anillo de polvo. Otros descubrieron un anillo similar cerca de la órbita de Venus, primero usando datos de archivo de las sondas espaciales germano-americanas Helios en 2007, y luego lo confirmaron en 2013, con datos de la misión STEREO.
Desde entonces, los científicos determinaron que el anillo de polvo en la órbita de la Tierra proviene en gran parte del cinturón de asteroides, la vasta región en forma de rosquilla entre Marte y Júpiter, donde viven la mayoría de los asteroides del sistema solar. Estos asteroides rocosos chocan constantemente entre sí, dejando caer el polvo que se adentra más profundamente en la gravedad del Sol, a menos que la gravedad de la Tierra arrastre el polvo hacia un lado, hacia la órbita de nuestro planeta.
Al principio, parecía probable que el polvo de Venus se formara como el de la Tierra, a partir del polvo producido en otras partes del sistema solar. Pero cuando el astrofísico de Goddard, Petr Pokorny, modeló el polvo en espiral hacia el Sol desde el cinturón de asteroides, sus simulaciones produjeron un anillo que coincidía con las observaciones del anillo de la Tierra, pero no de Venus.
Esta discrepancia lo hizo preguntarse si no sería el cinturón de asteroides, ¿de dónde más proviene el polvo en la órbita de Venus? Después de una serie de simulaciones, Pokorny y su compañero de investigación Marc Kuchner plantearon la hipótesis de que proviene de un grupo de asteroides nunca antes detectados que orbitan el Sol junto a Venus. Publicaron su trabajo en The Astrophysical Journal Letters.
«Creo que lo más emocionante de este resultado es que sugiere una nueva población de asteroides que probablemente contiene pistas sobre cómo se formó el sistema solar», dijo Kuchner en un comunicado.
Si Pokorny y Kuchner pueden observarlos, esta familia de asteroides podría arrojar luz sobre las historias iniciales de la Tierra y Venus. Visto con las herramientas adecuadas, los asteroides también podrían revelar pistas sobre la diversidad química del sistema solar.
Fuente: NASA. Edición: EP.
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