Un grupo de físicos de la Universidad de Massachusetts Amherst ha publicado en Physical Review Letters un estudio que desafía creencias arraigadas sobre la rareza de las explosiones de agujeros negros. Según sus cálculos, existe más de un 90 % de probabilidad de que la humanidad sea testigo de un evento de este tipo en los próximos diez años, algo que, hasta hace poco, se consideraba posible apenas una vez cada 100.000 años.

Científicos estiman un 90 % de probabilidad de presenciar la explosión de un agujero negro en la próxima década

Crédito: MysteryPlanet.com.ar.

El fenómeno, de ocurrir, sería una prueba contundente de la existencia de los llamados agujeros negros primordiales (PBHs, por sus siglas en inglés), hipotéticos objetos formados en los instantes iniciales del universo, menos de un segundo después del Big Bang. A diferencia de los agujeros negros estelares —restos colapsados de estrellas masivas—, los primordiales serían mucho más ligeros y, en teoría, capaces de evaporarse rápidamente mediante la radiación de Hawking hasta su explosión final.

Esto explica por qué los científicos señalan a los PBHs como únicos candidatos: los agujeros negros estelares son tan masivos que su evaporación completa tomaría un tiempo muchísimo mayor que la edad actual del universo, por lo que no podrían explotar en nuestra era cósmica. En cambio, los primordiales, más pequeños y calientes, sí pueden alcanzar ese punto crítico hoy.

Precisamente ahí entra en juego la radiación de Hawking, propuesta en 1970 por Stephen Hawking y nunca observada de manera directa. Detectarla en la explosión de un PBH no solo confirmaría su existencia, sino que también permitiría elaborar un catálogo completo de todas las partículas del universo: desde las ya conocidas, como electrones y quarks, hasta las hipotéticas, como las que componen la materia oscura, e incluso otras aún desconocidas para la ciencia.

Este concepto artístico es un enfoque imaginativo para representar agujeros negros primordiales pequeños. En realidad, a estos agujeros negros diminutos les sería difícil formar los discos de acreción que los hacen visibles aquí. Crédito: NASA.

«Si observamos esta radiación, estaríamos presenciando la explosión de un agujero negro primordial», explica Joaquim Iguaz Juan, investigador posdoctoral en UMass Amherst. «Y eso cambiaría para siempre nuestra comprensión de la física y del origen del cosmos».

El equipo, que incluye a Andrea Thamm, Michael Baker y Aidan Symons, desarrolló un modelo teórico que reconsidera la carga eléctrica de los agujeros negros primordiales. Según sus resultados, si algunos de ellos poseen una diminuta carga eléctrica oscura, podrían estabilizarse temporalmente antes de colapsar en una explosión detectable.

Aunque los científicos aclaran que no es una certeza absoluta, el hallazgo abre una expectativa inédita: podríamos ser la primera generación en observar un evento que confirme tanto la radiación de Hawking como la existencia de los PBHs. Y lo mejor, con los telescopios actuales ya contamos con la tecnología necesaria para registrarlo.

De ocurrir, no solo se trataría de un espectáculo cósmico sin precedentes: también sería una revolución en la física moderna, capaz de reescribir la historia del universo desde sus orígenes.

Fuente: UMass. Edición: MP.

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