Una de las casas construidas al interior de la Cueva del Maguey, ubicada en el municipio de Pueblo Nuevo, en las montañas de la Sierra mexicana de Durango.

México/EFE — Un grupo de antropólogos mexicanos anunció que mediante estudios osteológicos descubrió que los antiguos grupos xiximes, que habitaron hacia 1450 una serie de casas construidas en el interior de cuevas, consumían carne humana durante un ritual asociado con la guerra y el ciclo agrícola.

Tras estudiar por cuatro años cuarenta huesos humanos hallados en la Cueva del Maguey, en las montañas de la Sierra de Durango, en el norte de México, los investigadores concluyeron que cuando menos el 80 % de esos restos "tiene huellas de corte y de haber sido hervidos", señaló el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en un comunicado.

Esa evidencia "revela prácticas de antropofagia como parte de un rito que sólo incluía a xiximes, es decir, únicamente se consumían entre ellos", agregó el organismo.

El canibalismo de esa etnia había sido descrito en fuentes etnohistóricas del siglo XVII, principalmente en cartas elaboradas por los misioneros europeos que visitaron las llamadas "Casas en Acantilado".

La más importante es la misiva que Hernando de Santarén envió en 1604 a sus superiores en México, informándoles de los grupos indígenas que encontró en la sierra del actual estado de Durango.

La Cueva del Maguey se ubica en la Sierra Madre Occidental, a 2.600 metros de altura, en un bosque de pino dentro de las barrancas del municipio de Pueblo Nuevo.

La zona abarca una extensión de un kilómetro lineal, dentro de la cual se han encontrado vestigios de antiguas construcciones de dos niveles y hasta cuatro metros de altura, edificadas en el interior de cinco cuevas, con un tipo de arquitectura de tierra llamado "bajareque".

Las investigaciones iniciaron en mayo de 2007, cuando los arqueólogos del INAH recibieron las fotografías de un sitio localizado en las barrancas de Pueblo Nuevo, captadas por un aficionado.

El arqueólogo José Luis Punzo, quien encabeza las investigaciones —desarrolladas ininterrumpidamente con temporadas de trabajo de entre seis y siete meses por año—, dio a conocer los avances del estudio en el primer día de sesiones de la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, inaugurada en la ciudad de Paquimé, en el norteño estado de Chihuahua.

Punzo indicó que la meta es recuperar "el testimonio de los indígenas" que habitaron esa zona de México hacia el año 1450, "cuya cosmovisión se perdió con la evangelización", lo que impidió conocer lo que motivó a los xiximes a "alimentarse del alma de otro ser humano".

Los análisis etnohistóricos y arqueológicos han permitido establecer que la práctica de la antropofagia de los xiximes estaba relacionada con un ritual para "la siembra y crecimiento del maíz", en el que también la cacería de venado jugaba un papel importante.

Después de cosechar el maíz nuevo y elaborar tamales, "los xiximes salían a la guerra, a la cual se dedicaban la mitad del año. Cuando ganaban una batalla solían llevarse el cadáver del enemigo", explicó Punzo.

"Al regresar a su localidad hacían un ritual muy complejo en el que participaba toda la población; cuyo objeto era 'apropiarse del alma' del otro, mediante el consumo de su cuerpo; las partes de mayor valor eran la cabeza y las manos", agregó.

Sin embargo, estos indígenas solo se comían entre ellos, los huesos de sus enemigos en cambio los guardaban como parte de un rito para renovar el ciclo del maíz.

Los arqueólogos también han hallado textiles elaborados con plumas de pavo y cabello humano.

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