En horas de ayer se informó sobre una operación secreta que se llevó a cabo en días posteriores al terremoto que azotó nuestro país el pasado 27 de febrero. En esta, una acción coordinada entre la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) y la Administración Nacional de Seguridad Nuclear de Estados Unidos (NNSA) permitió que varios kilos de riesgoso uranio altamente enriquecido fueran trasladados desde Chile al país norteamericano.

Durante la operación, se aplicaron estrictas medidas de seguridad y de protección física de acuerdo a las recomendaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica, según señaló el capitán de puerto de Valparaíso, Rodrigo Vattuone.

El operativo estuvo enmarcado en el acuerdo del gobierno norteamericano con 47 países alrededor del mundo. Esto, para el traslado y almacenamiento en su país de uranio altamente enriquecido y que, según las autoridades estadounidenses, podría prevenir que caiga en manos de potenciales terroristas.

“Esta medida se enmarca también dentro de la Iniciativa para la Reducción de la Amenaza Global (GTRI) que impulsa Estados Unidos y es concordante con el llamado realizado por el Presidente Obama, en el sentido de realizar un esfuerzo internacional para asegurar el material nuclear vulnerable y evitar su uso malicioso”, afirmaron en la página web del CCHEN.

Además, el organismo nuclear nacional presidido por Fernando López-Lizama confirmó a través de su sitio de Internet dichos envíos radioactivos en virtud de un acuerdo de cooperación entre esta entidad y la NNSA, lo que significó el traslado a Estados Unidos de los elementos altamente enriquecidos de los reactores nucleares de La Reina, Lo Aguirre y otras 133 fuentes radioactivas en desuso.

De acuerdo a lo establecido por el portal de la revista Time, 18 kilogramos de Uranio altamente enriquecido capaces de destruir una porción de una ciudad estaban inventoriados, asegurados y preparados para ser transportados en días previos al terremoto.

De hecho, el administrador de la NNSA Andrew Bieniawski quien estaba a cargo de la operación, se encontraba el pasado 26 de febrero disfrutando de una cena con el grupo de oficiales y, una vez de vuelta en su habitación, lo impactó el gran terremoto.

Al rato después, Bieniawski logró reunir a los oficiales de la NNSA en el lobby del hotel, en donde pasaron las horas siguientes tratando de contactarse con la base militar donde estaba almacenado el Uranio. Sin embargo, como no lograron comunicarse, López-Lizama llegó por sus propios medios a reunirse con los estadounidenses.

Luego, y por seguridad, se decidió transportar el material desde el puerto de San Antonio, que resultó muy afectado por el movimiento telúrico y tsunami, hacia el puerto de Valparaíso.

Pero ya en esos momentos la carga estaba inestable pues el uranio altamente enriquecido debe ser almacenado y enviado bajo ciertas configuraciones geométricas con el fin de que no desate una reacción nuclear en cadena de forma espontánea.

Finalmente, tras esperar unos días, el 2 de marzo la carga inició su viaje a Estados Unidos desde la base militar de Lo Aguirre, a bordo de dos naves y repartido en 8 contenedores, hacia Savannah River en el estado norteamericano de Carolina del Sur, convirtiéndose en el tercer envío de material radioactivo que se efectúa entre ambos países.

Fuente