Las personas que son asiduas a la práctica de la meditación tienen una mayor conexión con su actividad cerebral inconsciente, así lo ha demostrado una nueva versión del experimento más famoso en neurociencia.

En 1983, Benjamin Libet desató una controversia con su demostración de que nuestra sensación de libre albedrío podría ser una ilusión. Y es una controversia que, con el correr del tiempo, solo ha ido en aumento.

El experimento de Libet tiene tres componentes vitales: una elección, una medición de la actividad cerebral y un reloj. En resumidas cuentas, consiste en medir la actividad eléctrica del cerebro de alguien mientras se le pide que presione un botón en el momento que desee, con un reloj de testigo que permite estar consciente del tiempo transcurrido en todo momento.

Típicamente, un individuo decide presionar el botón cerca de 200 milisegundos antes que su dedo se mueva, aunque los electrodos revelan que la actividad en la parte posterior del cerebro que controla el movimiento ocurre por lo menos 350 milisegundos antes que el sujeto sienta que ha tomado la decisión. Esto sugiere que de hecho es el cerebro inconsciente el que «decide» cuando presionar el botón.

Puede que te parezca que estás en control de tus acciones, ¿pero no se tratará de una ilusión?

En el nuevo estudio, un equipo de la Universidad de Sussex en Brighton, Reino Unido, llevó a cabo una versión reducida del experimento (omitiendo los electrodos del cerebro), con 57 voluntarios, 11 de los cuales practicaban regularmente la meditación contemplativa. Los meditadores tuvieron una brecha mayor en el tiempo entre que sentían que habían tomado la decisión de mover el dedo y lo movían físicamente —149 milisegundos contra 68 de los demás individuos—.

«Los resultados indican entonces que aquellos sujetos que meditan regularmente han desarrollado una mayor capacidad para reconocer la actividad cerebral inconsciente», dice Peter Lush, uno de los miembros del equipo de científicos. «Esto apoya la creencia de que la meditación ayuda a tomar consciencia de los procesos internos del cuerpo».

Rango de consciencia

El experimento fue repetido y otra prueba complementaria se efectuó sobre los individuos del experimento que no eran meditadores, el objetivo era probar que tan propensos eran a ser hipnotizados. Quienes cayeron fácilmente en el trance hipnótico «sintieron» la decisión de mover el dedo para presionar el botón 124 milisegundos más tarde que quienes presentaron menores niveles de hipnotizabilidad. De hecho, el grupo fácilmente hipnotizable tuvo la sensación de decidirse a presionar el botón 23 milisegundos después que su dedo realmente se movió.

«No significa que las personas altamente hipnotizables sean marionetas —explica Lush—, sino que tienen un menor acceso consciente a sus acciones inconscientes».

No hay razones para pensar que somos reporteros fidedignos de todos los aspectos de nuestras mentes.

«Estar conscientes de nuestras intenciones de actuar es parte fundamental de ser humanos, por lo que cualquier cosa que afecte eso, es importante», dijo Stephen Fleming del Centro Wellcome Trust de Neuroimagen en Londres. «Los resultados indican que la hipnotizabilidad y la plenitud de consciencia bien pueden ser dos extremos opuestos de un mismo espectro», añade.

Investigaciones previas usando la misma configuración de Libet, también mostraron que la gente que es más impulsiva tiene intervalos de tiempo más cortos entre su autoconsciencia de la intención de actuar y la acción misma.

Otros creen que llegar a conclusiones definitivas por medio de este tipo de experimentos en donde la gente es colocada en una situación «artificial», no es relevante para las decisiones de la vida real —como votar en un referendum...—.