Pequeños hongos que crecen en rocas de la Antártida han permanecido 18 meses en condiciones similares a las de Marte, y más de 60% de sus células permanecieron intactas, con el ADN estable. Los resultados de esta investigación desarrollada en la Estación Espacial Internacional proporcionan nueva información para la búsqueda de vida en el planeta rojo.

Valles Secos de McMurdo, imagen tomada por el Landsat 7 el 18 de diciembre de 1999.

Valles Secos de McMurdo, imagen tomada por el Landsat 7 el 18 de diciembre de 1999.

Los Valles Secos de McMurdo, situados en la Tierra Victoria, se consideran el equivalente terrenal más parecido a Marte. Constituyen uno de los ambientes más secos y más hostiles de nuestro planeta, donde los fuertes vientos barren incluso la nieve y el hielo. Sólo los llamados microorganismos criptoendolíticos, capaces de sobrevivir en las grietas de las rocas, y ciertos líquenes, pueden soportar tales condiciones climatológicas adversas.

Hace unos años, un equipo de investigadores europeos viajó a estos valles remotos para recoger muestras de dos especies de hongos criptoendolíticos: Cryptomyces antarcticus y Cryptomyces minteri. El objetivo era enviarlos a la Estación Espacial Internacional (ISS) para que fuesen sometidos a las condiciones de Marte y el espacio para observar sus respuestas.

Crédito: ESA.

Crédito: ESA.

Los diminutos hongos fueron colocados en células de 1.4 centímetros de diámetro en una plataforma para experimentos conocidos como EXPONER-E, desarrollada por la Agencia Espacial Europea para soportar ambientes extremos. La plataforma fue lanzada en el transbordador espacial Atlantis y se colocó fuera del módulo Columbus con la ayuda de un astronauta del equipo dirigido por el belga Frank de Winne.

Durante 18 meses, la mitad de los hongos de la Antártida fueron expuestos a condiciones similares a Marte. Más específicamente, una atmósfera con 95% de CO2, 1.6% de argón, 0.15% de oxígeno, 2.7% de nitrógeno y 370 partes por millón de H2O; y una presión de 1.000 pascales. A través de filtros ópticos, las muestras fueron sometidas a la radiación ultra-violeta como si estuvieran en Marte (superior a 200 nanómetros).

«El resultado más relevante fue que más del 60% de las células de las comunidades endolíticas estudiadas se mantuvieron intactas después de 'la exposición a Marte', o más bien, la estabilidad de su ADN celular seguía siendo alta», destacó Rosa de la Torre Noetzel, del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), co-investigadora en el proyecto.

El experimento aumenta considerablemente las posibilidades de hallar vida en Marte.

El experimento aumenta considerablemente las posibilidades de hallar vida en Marte.

Este trabajo, publicado en la revista Astrobiology, forma parte del Experimento de Líquenes y Hongos (LIFE, por sus siglas en inglés), con los que se ha logrado estudiar la suerte o el destino de varias comunidades de organismos líticos durante un largo viaje al espacio en la plataforma EXPONER-E.

«Los resultados ayudan a evaluar la capacidad de supervivencia y estabilidad a largo plazo de los microorganismos y los bioindicadores en la superficie de Marte, información que se convierte en fundamental y relevante para futuros experimentos centrados en la búsqueda de vida en el planeta rojo», señaló De la Torre.

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