Según la tradición clásica, a principios del siglo III a.C. una estatua gigante dedicada a Helios, dios Sol y patrono de Rodas, veló durante poco más de medio siglo por la seguridad de la isla más extensa del archipiélago del Dodecaneso, en Grecia. Solo resistió durante ese tiempo porque, tal y como recoge Plinio el Viejo en su Historia Natural, un terremoto acabaría destruyendo este «guardián» de 30-40 metros de altura.

Ahora, en pleno siglo XXI, un grupo de jóvenes investigadores europeos está empeñado en recuperar la importancia histórica del patrimonio cultural que atesora Rodas con la proyección de un monumento de 150 metros que sea a su vez un museo con capacidad para miles de objetos arqueológicos ahora abandonados en almacenes y depósitos de toda la isla. Una ambiciosa idea con la que además pretenden impulsar la economía de la región y del país heleno, atrayendo a millones de visitantes cada año y ofreciendo nuevas oportunidades de trabajo y mejores condiciones de vida.

El proyecto nace de las ideas, expectativas y esperanzas de jóvenes profesionales de diferentes países europeos: Grecia, España, Italia y Reino Unido. Enrique Fernández Menéndez, ingeniero de caminos y uno de los integrantes españoles que forman parte del equipo, ha explicado que la meta «no es reconstruir una obra de hace 2.300 años, sino hacer una reinterpretación moderna de una obra de ingeniería a la altura de las capacidades de construcción del siglo XXI, que ponga de manifiesto la capacidad y la necesidad de preservar todo este patrimonio que conforma nuestra historia».

Relanzar la economía rodia

El joven ingeniero destaca la importancia de Rodas como lugar que «ha servido de asentamiento a muy distintas culturas a lo largo de los últimos dos milenios». Un enclave único en el Mediterráneo con una «muestra heterogénea de cultura oriental y occidental», pero que «no ha disfrutado de la relevancia internacional que por su Historia merece».

Porque a pesar de que las instituciones locales y los grandes profesionales en el ámbito de la arqueología han estado trabajando en la conservación y restauración del patrimonio artístico e histórico de la isla, «la situación de declive económico que Rodas ha venido sufriendo en la última década se ha visto agravada aún más con la crisis internacional y de deuda de la nación griega», asegura Fernández Menéndez.

Para romper la alianza con Egipto, Rodas sufrió un épico asedio por parte de Demetrio Poliorcetes (305-304 a.C.). Finalmente Demetrio se retiró y firmó la paz, y dejó una gran cantidad de material militar en el lugar, que los rodios vendieron, y con el dinero recogido erigieron una estatua a Helios, conocida como el Coloso de Rodas.

Y por ello, según el ingeniero, «poner el foco de atención sobre este patrimonio de la humanidad, tal y como fue declarada la ciudad por la UNESCO en el año 1988, es una de las principales motivaciones que nos han llevado a desarrollar este proyecto». No olvidemos además que la figura del Coloso de Rodas supuso un símbolo para todos los ciudadanos de la isla hace más de dos milenios. «Hoy, en un país azotado por unas condiciones económicas catastróficas, es necesario una ilusión en un proyecto que pueda devolver el orgullo a este pueblo».

En el sitio web del proyecto, sus responsables aseguran que el planteamiento ha sido respaldado por las consultorías de competentes economistas, según los cuales la inversión en esta idea relanzaría la economía de la isla con un aumento de visitantes del 150% y un incremento económico de cerca de dos mil millones de euros anuales, «la misma cuantía que toda la población griega ha satisfecho en impuestos por su primera vivienda en un año».

Condiciones, plazos y financiación

Fernández Menéndez hace hincapié en que no debemos olvidar que las peculiares características del emplazamiento de una obra de tal magnitud hacen que una estatua de 150 metros no sea meramente una reproducción a gran escala de otra escultura menor. «Las importantes acciones, de origen tanto sísmico como de las corrientes de viento, obligan a realizar una estructura que reaccione de forma dinámica a las solicitaciones». Una actividad que requiere «un estudio y un cálculo de la estructura tal y como se realiza en cualquiera de los modernos rascacielos de gran altura que se levantan en países como Japón».

Las innumerables dificultades técnicas que se han de resolver en la ejecución de este tipo supondría «un punto de inflexión en las obras realizadas hasta la fecha de características similares». El ingeniero pone un ejemplo muy gráfico: «Podemos recordar cómo una obra realizada durante el siglo XX, el Cristo de Corcovado en Río de Janeiro, no deja de ser una de las mayores obras antropomórficas que se han levantado, y pese a no estar basada en una obra de la antigüedad es remarcable desde el punto de vista de la ingeniería».

Las previsiones iniciales estiman que el proyecto podría completarse en tres o cuatro años realizando una inversión en torno a los 250 millones de euros. Sin embargo, el ingeniero español afirma que, aunque están en contacto con instituciones locales y con otros organismos interesados a escala europea, aún se encuentran en un estadio inicial de presentación del concepto-idea. Una posibilidad que los investigadores contemplan para financiar la obra consistiría en realizar una campaña de crowfunding internacional. Aquellos que decidieran sumarse a esta iniciativa verían como «premio» sus nombres tallados en las columnas inclinadas del edificio.

Enrique Fernández Menéndez cree que la construcción de un Coloso de Rodas ha sido una aspiración permanente de la isla durante años, pero hasta la fecha nunca ha podido llevarse a cabo. De hecho, se han convocado congresos en Grecia para encontrar inversores de todo el mundo que quieran recrear la monumental estatua. Por eso «realizar una reinterpretación moderna, con quizá nuevos significados de lo que supone la obra en el entorno físico, social y temporal, consiga a su vez una repercusión positiva y necesaria para la isla».